Valentia, ciudad episcopal
Albert Ribera Lacomba
Miquel Rosselló Mesquida
2019
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Valentia,
ciudad episcopal
Albert Vicent Ribera i Lacomba (ICAC)
Miquel Rosselló Mesquida
Introducción
Las primeras noticias sobre el cristianismo en Valencia
son las del martirio de san Vicente, personaje que alcanzó
gran y temprana notoriedad en el orbe cristiano. La ciudad que acogía un evento de esta categoría era habitual
que dispusiera de un entramado arquitectónico y litúrgico relacionado con el mártir.
En Valencia los primeros indicios materiales del culto cristiano se remontarían a fines del siglo iv. Se concentran en el ángulo sudeste del foro romano, en un espacio
muy concreto de las excavaciones de l’Almoina que fue
tempranamente sacralizado, según se deduce fácilmente por los peculiares y abundantes hallazgos plenamente
cristianos que se acumularon por encima y en sus alrededores. Es el lugar que se ha identificado con la prisión
donde el mártir padeció el suplicio.
◁ Reconstrucción del grupo episcopal de Valentia hacia el año 600.
Arquitectura virtual. Ayuntamiento de València.
Un hallazgo clave, para la temprana conversión en un
venerado espacio cristiano, es el bol de vidrio con escenas
bíblicas, fabricado en Roma a fines del siglo iv. Es la pieza
cristiana más antigua de Valencia. El lugar del hallazgo fue
el departamento identificado como la probable celda del
mártir. Prueba que este espacio se habría cristianizado ya
en el siglo iv. Desconocemos en qué momento se instituyó
el obispado de Valencia. Indirectamente conocemos la existencia de cristianos, aunque ignorando su grado de organización comunitaria, al menos desde el siglo iv con
ocasión del martirio de san Vicente (304). La posterior Paz
Constantiniana (313) propiciaría el progresivo desarrollo
de estas comunidades, dando pie a una organización más
compleja que se traduciría, con el tiempo, en la presencia
de un obispo que las encabezaba.
Valencia en los siglos v a viii
Aunque el perímetro urbano se redujo, gran parte de
la ciudad romana estuvo habitada durante el periodo vi/ 67
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significa un cambio radical sobre el modo de vida de la etapa romana. Valencia, a partir del siglo vi estaría ocupada
por un sinfín de pequeñas unidades familiares, que no sólo
servirían de residencia, sino como pequeños centros de actividad económica, ya fuera esta agropecuaria o artesanal.
Valentia pasaría de ser un centro de consumo a desarrollar actividades productivas dentro de un sistema cada
vez más autárquico y en gran parte controlado por la Iglesia.
El centro del poder urbano en este periodo fue el grupo episcopal, que sustituyó el papel del foro romano, aunando en
un mismo espacio los edificios e instituciones políticas, económicas y religiosas, cada vez más difíciles de separar.
Las modestas construcciones domésticas contrastan con la monumentalidad de la zona episcopal, alreAnillo de oro de una tumba visigoda. Excavaciones de l’Almoina.
Ayuntamiento de València.
dedor de la plaza de l’Almoina, que configura una buena
muestra de la arqueología episcopal de la etapa visigoda.
sigodo. La disminución de las dimensiones contrastaría
con la alta densidad de ocupación de las zonas habitadas, lo que pone en duda una supuesta reducción, en números totales, de la población urbana.
El obispo Justiniano
En ciudades mediterráneas próximas a Valencia,
están constatados obispos, por lo menos desde el si-
Un elemento importante del urbanismo fue el antiguo
glo v, como en Cartagena, Barcelona, Tarragona y las
circo, cuyo largo trazado fijó el límite oriental de la ciudad
Baleares. Cabe suponer que Valentia en las mismas
hasta el siglo xiv, y durante varios siglos serviría de muralla
fechas tendría mitrado; sin embargo, hasta la primera
urbana. Su uso original cesó en el siglo v y a partir de me-
mitad del siglo vi no hay noticias seguras de un obispo,
diados del siglo vi su amplio espacio interior fue urbaniza-
Justiniano, cuyo papel fue fundamental en el desarro-
do. Otros restos de habitaciones aparecen al oeste del cir-
llo de la sede valentina.
co. Son extremadamente modestas y suelen compartir los
Conocemos algo de su vida por el De viris illustribus
espacios con fosas cercanas, que alcanzan una extensión
de Isidoro de Sevilla y el códice del siglo VIII de la Biblioteca
y profundidad considerables, y que acaban siendo relle-
Nacional de París que trae su epitafio. Sabemos de la ce-
nadas con basuras e inmundicias cotidianas, entre las que
lebración, en el 546, de un concilio provincial en Valencia
no faltan cuerpos de animales. Este tipo de hábitat urbano
propiciado por Justiniano. Isidoro informa de sus tres
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hermanos, también obispos, Justo de Urgell, Nebridio de
Egara y Elpidio de Huesca, y de su producción teológico-literaria. Su laude fúnebre alude a su elocuencia como
orador, a sus provechosos escritos, a que fue abad o tuvo
bajo su autoridad a monjes y fundó monasterios de monjas, a la actividad constructora que emprendió en la sede
valentina y a su devoción por el mártir local, al que instituyó heredero de sus bienes y a quien erigió un mausoleo
para sepultarse cerca de sus reliquias.
La figura del obispo Justiniano, «paradigma» de los
obispos de la época, debe entenderse dentro de su contexto histórico. Los obispos, desde la desintegración del
Imperio de Occidente, se convirtieron en los representantes
de los grupos dirigentes y comunidades urbanas, y en interlocutores frente a los nuevos poderes bárbaros, asumiendo
las funciones de las antiguas magistraturas urbanas.
Justiniano perteneció a una de las grandes «familias
Inscripción commemorativa de la reforma de un edificio religioso
importante (catedral o baptisterio). Plaza de la Almoina.
Museo de Bellas Artes de València
sacerdotales» de Hispania entre los siglos vi y vii. Accedió
a la cátedra sustentándose en su rico patrimonio perso-
ocupación de Justiniano por el destino de su patrimonio y el
nal que puso a disposición de la misma y al culto del már-
cumplimiento de la última voluntad del obispo.
tir Vicente, haciéndose con el control de las reliquias y del
El concilio celebrado en Valencia el 4 de diciem-
culto martirial que se habían constituido en «palancas de
bre del 546 de la era cristiana y 15 del reinado de Teudis,
poder y prestigio personal del obispo».
cierra una serie de concilios provinciales en Hispania
Esta actividad, en favor de la ciudad y de su patrón, ten-
durante la «tutela» ostrogoda (507-549). Período de paz y
drá su colofón en la organización del concilio provincial del
tolerancia en materia religiosa. Estos concilios provinciales
546, que demuestra la consolidación de Valencia como sede
lo fueron en la Tarraconense: Tarragona (516), Girona (517),
episcopal y el prestigio alcanzado entre las demás sedes de
Barcelona (540), Lleida (546) y, en la Cartaginense: Toledo
la zona oriental de la provincia Cartaginense. Tres de los cin-
(531) y Valencia (546).
co cánones del sínodo aluden a la salvaguarda del patrimo-
En los concilios celebrados en Toledo y Valencia se per-
nio episcopal y a las normas para evitar los aplazamientos
ciben las diferencias entre la zona interior de la provincia,
de las exequias de los obispos, lo que prueba la especial pre-
más ruralizada, y el área litoral, más urbanizada, y la práctica
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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autonomía de esta última respecto a los nuevos centros de
del estamento religioso hacia la política de integración
poder, proceso que hunde sus raíces en las fuertes tenden-
de Leovigildo, como la mención de Gregorio de Tours de
cias atomizadoras del Bajo Imperio y que se acrecentarán
los estragos producidos por las tropas del monarca, en
con la desintegración del Imperio romano de Occidente.
583, a un monasterio dedicado a san Martín situado entre
Sagunto y Cartagena, y la destrucción, por las mismas fe-
Una ciudad, dos obispos
chas, del monasterio de Punta de l’Illa de Cullera.
Después de Justiniano, no hay noticias de un obispo
hasta el III Concilio de Toledo, del 589, que supuso la unidad
Eutropio y otros obispos
confesional del Reino visigodo. En ese momento Valencia
Tras el III Concilio de Toledo conocemos a los obispos
contaba con dos obispos: Ubiligisclo, el obispo arriano con-
de la diócesis valenciana a través de su participación en
vertido al catolicismo, y Celsino, el obispo católico.
los siguientes concilios nacionales y provinciales, además
El obispo arriano testimoniaría la existencia de con-
de Eutropio, mencionado por Isidoro de Sevilla. Éstos fue-
tingentes militares góticos en la ciudad o en sus alrede-
ron: Eutropio (c. 600); Marino, Sínodo de Gundemaro (610);
dores, y la incorporación de Valencia a la autoridad de
Musitacio: Toledo IV (633), Toledo V (636), Toledo VI (638);
la monarquía visigoda, que adquirió súbita importancia
Anesio: Toledo VII (646); Félix: Toledo VIII (653), Toledo IX
estratégica por su situación frente a los imperiales de
(655); Suinterico: Toledo XI (675); Hospital: Toledo XII (681);
Bizancio instalados al sur del río Júcar desde el 554.
Sarmata: Toledo XIII (683), Toledo XIV (684), Toledo XV (688),
A parte de las razones estratégicas, este obispo arriano,
y Witisclo: Toledo XVI (693).
Ubiligisclo, respondería al deseo de Leovigildo de controlar
De esta lista, los más relevantes, o de los que conoce-
determinadas sedes católicas por su importancia, riqueza y
mos algo, son Eutropio y Anesio. De Eutropio, por Isidoro
prestigio martirial y, quizá también, por haberse destacado
de Sevilla, sabemos que ocupó la silla episcopal valentina
en la disputa antiarriana, contra el intento de Leovigildo de
después del III Concilio de Toledo (589) y antes del Sínodo
unificación religiosa bajo un arrianismo suavizado.
de Gundemaro (610). Es muy posible que Eutropio vinie-
Habría claros paralelismos entre Mérida (santa
ra con la comunidad de monjes, al frente de la cual es-
Eulalia) y Valencia (san Vicente), sedes con las reliquias de
taba Donato, que huyeron del África bizantina y crearon
los dos santos más prestigiosos del martirologio hispano,
el monasterio servitano, en Ercavica (Cuenca) durante el
y los intentos del monarca de hacerse con el control de las
reinado de Leovigildo, del que llegó a ser abad. Se conoce
tradiciones martiriales. Indicios de esta polémica antiarria-
su destacadísimo papel, junto a san Leandro, hermano de
na se rastrean ya durante el episcopado de Justiniano.
san Isidoro, en la organización del III Concilio de Toledo.
Ciertos testimonios literarios y evidencias arqueológicas permiten pensar que en Valencia hubo resistencia
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Fue uno de los obispos destacados por su producción literaria a finales del siglo vi.
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Su promoción a la silla episcopal valentina sería
una recompensa de Recaredo por los servicios prestados en la organización del III Concilio de Toledo y por
su labor como mentor del monarca cuando era príncipe
corregente de la Celtiberia, similar a la de Leandro con
Hermenegildo, corregente de la Bética.
Con Anesio o Anianus, se relacionaría el Unianimo valentino episcopo del epistolario de san Braulio, obispo de
Zaragoza. También se ha propuesto atribuirle el epígrafe
de las obras de restauración de la seo valentina encontrado en la plaza de l’Almoina y depositado en el Museo de
Bellas Artes, pero es una conjetura muy discutible.
Origen de la topografía cristiana de Valencia
Recostrucción de la catedral de Valentia. Isabel Escrivà.
El lugar del martirio de san Vicente sería el punto de
origen de la topografía cristiana en la ciudad, al ser un es-
A inicios del siglo v Valencia fue destruida. La zona
cenario vinculado directamente con la pasión del mártir,
del foro quedó cubierta por una potente capa de escom-
espacios que quedaban inmersos en la memoria colecti-
bros. Esta destrucción quebraría una ciudad romana que
va de la comunidad cristiana.
sólo estaba empezando a ser cristiana. Este colapso de
El siglo v fue un periodo convulsivo; con el fin del
una ciudad cristianizada en el fondo pero no en la forma,
Imperio romano de Occidente, la instalación de pueblos
facilitaría la creación de un nuevo y distinto núcleo urba-
germánicos, en su mayoría cristianizados, corroboró el
no. Al poco tiempo, aún en el siglo v, al sur del antiguo
triunfo de la nueva religión. En lo urbano, fue normal uti-
foro romano surgió un gran grupo episcopal, prueba del
lizar los edificios romanos para el nuevo culto, habida
triunfo de la topografía cristiana.
cuenta el abandono de los templos paganos, cuya religión
Sobre los escombros, alrededor del supuesto lugar
fue prohibida a fines del siglo iv, y las necesidades de la
del martirio de san Vicente, se ha encontrado el primer ce-
creciente comunidad cristiana, que a partir de los últimos
menterio dentro de la ciudad, lo que contravenía la legisla-
años del siglo iv saqueaba u ocupaba los edificios paga-
ción, ya que los enterramientos se tenían que hacer fuera
nos. En nuestro caso, también contaría la existencia de un
de la urbe. En esta época, alrededor de las tumbas de los
importante episodio martirial para desalojar a los últimos
santos (como en las catacumbas de Roma) y de los lugares
seguidores de la antigua religión de los espacios públicos.
de martirio empezaron a surgir cementerios e iglesias.
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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El pequeño cementerio, de poco más de 20 tumbas
dional y el santuario de Asclepios, sólo desaparecieron de
conocidas, sólo se extiende alrededor de lo que parece ser
la vista en la época islámica, mientras otros se expoliarían
la celda de una prisión. Las tumbas son individuales y de
en la etapa visigoda.
tradición romana: cajas de tejas para los individuos adul-
El primer núcleo episcopal, entre los siglos iv y v, ocu-
tos y ánforas para los infantiles. El análisis de los esquele-
paría los antiguos edificios romanos y se instalaría, a par-
tos indica que pertenecen a un grupo étnico mediterrá-
tir de la segunda mitad del siglo iv, alrededor de un lugar
neo. Son posteriores a los inicios del siglo v, y las ánforas
que sería venerado durante siglos por haber albergado el
son del siglo iv y de los inicios del siglo v, lo que llevaría a la
episodio martirial. Tras la grave destrucción de los inicios
segunda mitad del siglo v para este cementerio. En el con-
del siglo v, al poco conocido siglo v se atribuye un primer
texto de esta época, serían prematuros los enterramientos
edificio, por debajo de la catedral del siglo vi, y la primera
en el interior de la ciudad. Sólo una causa extraordinaria
fase del cementerio alrededor del espacio martirial, ade-
explicaría esta anómala ubicación. Precisamente, ha sido
más del expolio sistemático de algunos edificios públicos
este pequeño y temprano cementerio intramuros uno de
romanos, que hasta ese momento habrían estado en pie,
los principales argumentos a la hora de sugerir que en
seguramente usados como lugares de culto cristiano. Con
esta zona debió existir un lugar martirial.
sus piedras se construyeron las nuevas iglesias y las resi-
Esta primera necrópolis es una prueba de la temprana cristianización, ya que su presencia sólo se puede
explicar en función de la atracción del lugar del martirio.
Los hallazgos de l’Almoina sugieren la implantación del
culto cristiano a partir de la segunda mitad del siglo iv en el
edificio entre cuyos escombros, en la misma habitación que
dencias de la clase dirigente urbana de este periodo.
Tras la destrucción del siglo v se pusieron las bases
del gran grupo episcopal de los siglos vi y vii, cuyas características esenciales ya se pusieron de manifiesto en la
segunda mitad del siglo v e inicios del vi.
Estos rasgos particulares que la definen fueron:
se supone albergó el martirio, apareció un extraordinario
• Un acusado carácter funerario, ligado al mártir, que se
bol de vidrio fabricado en Roma a finales del siglo iv, deco-
inició con un primer cementerio de tradición romana
rado con escenas bíblicas y que sería un objeto litúrgico. En
extendido alrededor del espacio martirial, al que luego
el piso de la habitación contigua hacia el este, se señalaron
siguieron otros, uno superpuesto a este, y los demás
dos agujeros circulares que serían los pies de una mesa de
dispersos en otras zonas. La complejidad de este en-
altar. Como el edificio fue arrasado en las primeras décadas
tramado de cementerios ha permitido establecer una
del siglo v, este espacio ya se habría cristianizado en el siglo iv.
jerarquía de cada uno de estos y encajaría con lo que
El recuerdo del episodio martirial aceleraría la cris-
se sabe de otros de los primeros centros cristianos.
tianización de esta área. Varios edificios públicos roma-
• La temprana ubicación del centro episcopal en y alre-
nos se mantuvieron en pie, algunos, como la curia meri-
dedor de la parte sudoriental del foro, frente a la más
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habitual situación periférica de los primeros núcleos
cristianos, bien atestiguada en Barcelona, por ejemplo, donde el carácter funerario también está mucho
más restringido, además de ser bastante posterior.
• El mantenimiento inicial del entramado viario y de algunos de los antiguos edificios romanos, en este caso
la curia y un gran santuario de Asclepios, en cuya parte
meridional se instaló uno o, tal vez, dos baptisterios.
• La paulatina construcción de nuevos edificios, que
fueron sustituyendo a las antiguas, pero normalmente
muy sólidas, construcciones romanas, la mayor parte
de las cuales serían expoliadas para utilizar sus piedras.
El desarrollo del grupo episcopal
Tan solo a partir del siglo vi, tendría lugar la erección
Reconstrucción del interior del baptisterio de Valentia.
Arquitectura virtual. Ayuntamiento de València
de un gran conjunto episcopal, buena parte del cual ha
dentro de un proceso de usurpación de las vías públicas,
aparecido en las excavaciones de l’Almoina y de la cárcel de
general en todo el mundo mediterráneo, y que está en el
San Vicente. En esta etapa se levantó un nuevo gran muro
origen de los estrechos zocos de las ciudades islámicas.
entre los intercolumnios del costado oriental del pórtico del
foro, pared que marcaría los límites del barrio episcopal.
La erección del gran conjunto episcopal alteró el antiguo conjunto viario romano, que a grandes rasgos perdura-
La gran catedral fue un magno edificio que ocuparía la mayor parte de la actual plaza de l’Almoina, con un
ábside entre 12 y 14 metros de diámetro y dos edificios
anexos a ambos lados de esta gran cabecera.
ría hasta el siglo vi. La gran basílica episcopal aún se ajustó
El anexo meridional, así como el ábside, se encuen-
al trazado de un cardo, pero la instalación de los dos anexos
tra en la cripta arqueológica de la cárcel de San Vicente.
laterales, el baptisterio y el mausoleo, lo cortó, lo que su-
Se conserva la totalidad de su planta y gran parte del al-
geriría que los anexos serían posteriores al cuerpo central
zado, que es uno de los mejores ejemplos de la escasa
del edificio, que se habría adaptado al entramado viario, al
arquitectura visigoda de centros urbanos. Es una tumba
respetarlo. En esta etapa visigoda ya no se pisaban las losas
privilegiada de planta cruciforme cuyos precedentes ar-
romanas de la calle, que se cubrieron con una potente y só-
quitectónicos se encuentran en el entorno de Rávena,
lida capa de mortero y piedras. Las calles ahora se hicieron
por entonces capital de Italia. Los datos de la excavación
más estrechas, al invadir las aceras los edificios colindantes,
sitúan su construcción en el siglo vi y se relaciona con
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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la sepultura del mencionado obispo Justiniano y con la
Modulación y reconstrucción de la catedral
tumba de San Vicente, trasladada al interior de la ciudad
y el baptisterio
desde su inicial emplazamiento en la periférica zona de la
El descubrimiento de las paredes norte y sur de la
Roqueta. El obispo Justiniano la construiría para albergar
catedral, así como del ábside central, ha permitido recons-
dentro de la ciudad el cuerpo del mártir, que se exhibiría
truir con bastante fiabilidad el ancho de la basílica. Gracias
en un sarcófago. A sus pies, bajo el pavimento, se enterró
a estos datos se ha comprobado que el trazado viario ro-
el obispo, donde aún se encuentra.
mano fue un condicionante importante a la hora de plani-
El anexo septentrional se encuentra en l’Almoina y
ficar el proyecto del gran complejo episcopal. Después de
sólo se conoce parcialmente, ya que la mayor parte se
los recientes estudios del tejido urbano, el grupo episcopal
adentra en la finca colindante. Es un gran edificio crucifor-
aparece perfectamente ajustado y vinculado con la trama
me de mayor entidad que el anterior, por sus mayores di-
anterior. Este fenómeno ha ocurrido en otras ciudades.
mensiones y su técnica constructiva de grandes sillares ro-
Incluso cuando la construcción de nuevos elemen-
manos, frente a la mampostería con sillares en los ángulos
tos, como el gran baptisterio, significaba el final o el cierre
del mausoleo. Se ha identificado con el baptisterio debido
de una calle principal, se puede ver su calculado y simé-
a un prominente desagüe que vertería las aguas al exterior,
trico encaje con la antigua calle sobre la que se construyó
donde serían recogidas por los fieles. Además, la mayor
y que, entre otras cosas, le permitió utilizar la fachada del
parte se encuentra sobre el antiguo santuario de Asclepios,
santuario de Asclepios como parte de sus cimientos.
lo que iría en la misma dirección, ya que fue normal la con-
Para restituir la planta del baptisterio, conocido sólo
versión de los asklepieia en baptisterios. En el fondo, en
en parte, ha sido necesario estudiar la basílica episcopal,
ambos casos, se trataba de sanar a través del agua sagrada,
de la que formaba parte como un anexo, y la forma del
lo que facilitaría la asimilación de una religión a otra.
mausoleo de San Vicente, de plan similar, pero de di-
Este gran conjunto episcopal, con los edificios romanos
mensiones más reducidas. Lo más difícil es determinar la
aun en pie (curia, santuario), se formaría en la primera mitad
forma y la disposición de la cabecera. En esencia, se ha
del siglo vi, seguramente bajo el episcopado de Justiniano.
trasladado a la banda norte el esquema usado en la sur.
Con posterioridad hubo algunas reformas menores.
Es decir, se ha reproducido la anchura del acceso al mau-
Sólo se conocen unas pocas piezas de los equipa-
soleo (17 pies), la reproducción de la parte restante de la
mientos litúrgicos y arquitectónicos de estos edificios,
cara norte del baptisterio (19,5 pies), a la sur y la distan-
que han aparecido dispersas y reutilizadas en construc-
cia al ábside central. Estas medidas sitúan el muro sep-
ciones del periodo islámico. Este sería el caso de un gran
tentrional en la misma ubicación en la que se encuentra,
cancel, fragmentos de otro, un altar auxiliar y alguna co-
coincidencia que otorga más fiabilidad a la hipótesis. Sin
lumnita de ventana.
embargo, no es posible trasladar el modelo de planta del
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mausoleo al baptisterio, porqué la estructura de ambos
edificios es diferente.
De esta manera, se ha obtenido la planta casi completa y se confirma el uso del pie romano en la modulación del
edificio. No obstante, no es posible establecer la anchura
de la cabecera del baptisterio, aunque podría ser similar
a la anchura de acceso (17 pies). Faltaría determinar la estructura de la zona central y las cubiertas, que requerirían
dos pilares que delimitarían el crucero. Su existencia parece confirmada por el descubrimiento de un fragmento de
muro separado del ángulo noroeste del baptisterio.
La Valencia visigoda dentro del contexto hispánico
y mediterráneo.
Los espectaculares hallazgos arqueológicos de l’Almoina han convertido a Valencia en un lugar privilegiado
en el que se puede estudiar y explicar la larga secuencia
evolutiva de un grupo episcopal hispano, en este caso
íntimamente relacionado con el gran mártir Vicente.
En su arquitectura, este gran conjunto constructivo
presenta unas hondas raíces mediterráneas, prueba del
contacto continuo que tuvo con otras zonas, sobre todo de
Cancel que estaría en el interior de la catedral de Valentia.
Prisión de san Vicente Mártir. Ayuntamiento de València
la zona del Adriático. Se han detectado fuertes influencias
de Barcelona, por su entidad, y novedosas y lógicas in-
del área de Rávena y otras ciudades de su entorno marítimo
terpretaciones, se podría sacar a colación y serviría para
(Pula, Padua) y continental (Milán, Vicenza). Por las fechas
completar algunos elementos de los que no disponemos
del conjunto valentino, estos contactos ya estarían asimila-
en Valencia, como el palacio episcopal y una gran aula de
dos en un momento anterior a la invasión bizantina de Italia
comunicación interna. Los hallazgos del probable grupo
e Hispania, y nos llevarían a la época de control ostrogodo
episcopal de Elo, en Hellín (Albacete), con su basílica y su
de la península ibérica, en el primer tercio del siglo vi.
baptisterio son de extraordinario interés, aunque perte-
Por desgracia, en Hispania hay muy escasos referentes de construcciones semejantes. Tan solo el caso
necen a una pequeña ciudad fortificada, que solo eventualmente acogería una efímera sede episcopal.
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ciudad episcopal
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Miquel Rosselló Mesquida
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Las primeras noticias sobre el cristianismo en Valencia
son las del martirio de san Vicente, personaje que alcanzó
gran y temprana notoriedad en el orbe cristiano. La ciudad que acogía un evento de esta categoría era habitual
que dispusiera de un entramado arquitectónico y litúrgico relacionado con el mártir.
En Valencia los primeros indicios materiales del culto cristiano se remontarían a fines del siglo iv. Se concentran en el ángulo sudeste del foro romano, en un espacio
muy concreto de las excavaciones de l’Almoina que fue
tempranamente sacralizado, según se deduce fácilmente por los peculiares y abundantes hallazgos plenamente
cristianos que se acumularon por encima y en sus alrededores. Es el lugar que se ha identificado con la prisión
donde el mártir padeció el suplicio.
◁ Reconstrucción del grupo episcopal de Valentia hacia el año 600.
Arquitectura virtual. Ayuntamiento de València.
Un hallazgo clave, para la temprana conversión en un
venerado espacio cristiano, es el bol de vidrio con escenas
bíblicas, fabricado en Roma a fines del siglo iv. Es la pieza
cristiana más antigua de Valencia. El lugar del hallazgo fue
el departamento identificado como la probable celda del
mártir. Prueba que este espacio se habría cristianizado ya
en el siglo iv. Desconocemos en qué momento se instituyó
el obispado de Valencia. Indirectamente conocemos la existencia de cristianos, aunque ignorando su grado de organización comunitaria, al menos desde el siglo iv con
ocasión del martirio de san Vicente (304). La posterior Paz
Constantiniana (313) propiciaría el progresivo desarrollo
de estas comunidades, dando pie a una organización más
compleja que se traduciría, con el tiempo, en la presencia
de un obispo que las encabezaba.
Valencia en los siglos v a viii
Aunque el perímetro urbano se redujo, gran parte de
la ciudad romana estuvo habitada durante el periodo vi/ 67
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significa un cambio radical sobre el modo de vida de la etapa romana. Valencia, a partir del siglo vi estaría ocupada
por un sinfín de pequeñas unidades familiares, que no sólo
servirían de residencia, sino como pequeños centros de actividad económica, ya fuera esta agropecuaria o artesanal.
Valentia pasaría de ser un centro de consumo a desarrollar actividades productivas dentro de un sistema cada
vez más autárquico y en gran parte controlado por la Iglesia.
El centro del poder urbano en este periodo fue el grupo episcopal, que sustituyó el papel del foro romano, aunando en
un mismo espacio los edificios e instituciones políticas, económicas y religiosas, cada vez más difíciles de separar.
Las modestas construcciones domésticas contrastan con la monumentalidad de la zona episcopal, alreAnillo de oro de una tumba visigoda. Excavaciones de l’Almoina.
Ayuntamiento de València.
dedor de la plaza de l’Almoina, que configura una buena
muestra de la arqueología episcopal de la etapa visigoda.
sigodo. La disminución de las dimensiones contrastaría
con la alta densidad de ocupación de las zonas habitadas, lo que pone en duda una supuesta reducción, en números totales, de la población urbana.
El obispo Justiniano
En ciudades mediterráneas próximas a Valencia,
están constatados obispos, por lo menos desde el si-
Un elemento importante del urbanismo fue el antiguo
glo v, como en Cartagena, Barcelona, Tarragona y las
circo, cuyo largo trazado fijó el límite oriental de la ciudad
Baleares. Cabe suponer que Valentia en las mismas
hasta el siglo xiv, y durante varios siglos serviría de muralla
fechas tendría mitrado; sin embargo, hasta la primera
urbana. Su uso original cesó en el siglo v y a partir de me-
mitad del siglo vi no hay noticias seguras de un obispo,
diados del siglo vi su amplio espacio interior fue urbaniza-
Justiniano, cuyo papel fue fundamental en el desarro-
do. Otros restos de habitaciones aparecen al oeste del cir-
llo de la sede valentina.
co. Son extremadamente modestas y suelen compartir los
Conocemos algo de su vida por el De viris illustribus
espacios con fosas cercanas, que alcanzan una extensión
de Isidoro de Sevilla y el códice del siglo VIII de la Biblioteca
y profundidad considerables, y que acaban siendo relle-
Nacional de París que trae su epitafio. Sabemos de la ce-
nadas con basuras e inmundicias cotidianas, entre las que
lebración, en el 546, de un concilio provincial en Valencia
no faltan cuerpos de animales. Este tipo de hábitat urbano
propiciado por Justiniano. Isidoro informa de sus tres
68 /
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hermanos, también obispos, Justo de Urgell, Nebridio de
Egara y Elpidio de Huesca, y de su producción teológico-literaria. Su laude fúnebre alude a su elocuencia como
orador, a sus provechosos escritos, a que fue abad o tuvo
bajo su autoridad a monjes y fundó monasterios de monjas, a la actividad constructora que emprendió en la sede
valentina y a su devoción por el mártir local, al que instituyó heredero de sus bienes y a quien erigió un mausoleo
para sepultarse cerca de sus reliquias.
La figura del obispo Justiniano, «paradigma» de los
obispos de la época, debe entenderse dentro de su contexto histórico. Los obispos, desde la desintegración del
Imperio de Occidente, se convirtieron en los representantes
de los grupos dirigentes y comunidades urbanas, y en interlocutores frente a los nuevos poderes bárbaros, asumiendo
las funciones de las antiguas magistraturas urbanas.
Justiniano perteneció a una de las grandes «familias
Inscripción commemorativa de la reforma de un edificio religioso
importante (catedral o baptisterio). Plaza de la Almoina.
Museo de Bellas Artes de València
sacerdotales» de Hispania entre los siglos vi y vii. Accedió
a la cátedra sustentándose en su rico patrimonio perso-
ocupación de Justiniano por el destino de su patrimonio y el
nal que puso a disposición de la misma y al culto del már-
cumplimiento de la última voluntad del obispo.
tir Vicente, haciéndose con el control de las reliquias y del
El concilio celebrado en Valencia el 4 de diciem-
culto martirial que se habían constituido en «palancas de
bre del 546 de la era cristiana y 15 del reinado de Teudis,
poder y prestigio personal del obispo».
cierra una serie de concilios provinciales en Hispania
Esta actividad, en favor de la ciudad y de su patrón, ten-
durante la «tutela» ostrogoda (507-549). Período de paz y
drá su colofón en la organización del concilio provincial del
tolerancia en materia religiosa. Estos concilios provinciales
546, que demuestra la consolidación de Valencia como sede
lo fueron en la Tarraconense: Tarragona (516), Girona (517),
episcopal y el prestigio alcanzado entre las demás sedes de
Barcelona (540), Lleida (546) y, en la Cartaginense: Toledo
la zona oriental de la provincia Cartaginense. Tres de los cin-
(531) y Valencia (546).
co cánones del sínodo aluden a la salvaguarda del patrimo-
En los concilios celebrados en Toledo y Valencia se per-
nio episcopal y a las normas para evitar los aplazamientos
ciben las diferencias entre la zona interior de la provincia,
de las exequias de los obispos, lo que prueba la especial pre-
más ruralizada, y el área litoral, más urbanizada, y la práctica
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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autonomía de esta última respecto a los nuevos centros de
del estamento religioso hacia la política de integración
poder, proceso que hunde sus raíces en las fuertes tenden-
de Leovigildo, como la mención de Gregorio de Tours de
cias atomizadoras del Bajo Imperio y que se acrecentarán
los estragos producidos por las tropas del monarca, en
con la desintegración del Imperio romano de Occidente.
583, a un monasterio dedicado a san Martín situado entre
Sagunto y Cartagena, y la destrucción, por las mismas fe-
Una ciudad, dos obispos
chas, del monasterio de Punta de l’Illa de Cullera.
Después de Justiniano, no hay noticias de un obispo
hasta el III Concilio de Toledo, del 589, que supuso la unidad
Eutropio y otros obispos
confesional del Reino visigodo. En ese momento Valencia
Tras el III Concilio de Toledo conocemos a los obispos
contaba con dos obispos: Ubiligisclo, el obispo arriano con-
de la diócesis valenciana a través de su participación en
vertido al catolicismo, y Celsino, el obispo católico.
los siguientes concilios nacionales y provinciales, además
El obispo arriano testimoniaría la existencia de con-
de Eutropio, mencionado por Isidoro de Sevilla. Éstos fue-
tingentes militares góticos en la ciudad o en sus alrede-
ron: Eutropio (c. 600); Marino, Sínodo de Gundemaro (610);
dores, y la incorporación de Valencia a la autoridad de
Musitacio: Toledo IV (633), Toledo V (636), Toledo VI (638);
la monarquía visigoda, que adquirió súbita importancia
Anesio: Toledo VII (646); Félix: Toledo VIII (653), Toledo IX
estratégica por su situación frente a los imperiales de
(655); Suinterico: Toledo XI (675); Hospital: Toledo XII (681);
Bizancio instalados al sur del río Júcar desde el 554.
Sarmata: Toledo XIII (683), Toledo XIV (684), Toledo XV (688),
A parte de las razones estratégicas, este obispo arriano,
y Witisclo: Toledo XVI (693).
Ubiligisclo, respondería al deseo de Leovigildo de controlar
De esta lista, los más relevantes, o de los que conoce-
determinadas sedes católicas por su importancia, riqueza y
mos algo, son Eutropio y Anesio. De Eutropio, por Isidoro
prestigio martirial y, quizá también, por haberse destacado
de Sevilla, sabemos que ocupó la silla episcopal valentina
en la disputa antiarriana, contra el intento de Leovigildo de
después del III Concilio de Toledo (589) y antes del Sínodo
unificación religiosa bajo un arrianismo suavizado.
de Gundemaro (610). Es muy posible que Eutropio vinie-
Habría claros paralelismos entre Mérida (santa
ra con la comunidad de monjes, al frente de la cual es-
Eulalia) y Valencia (san Vicente), sedes con las reliquias de
taba Donato, que huyeron del África bizantina y crearon
los dos santos más prestigiosos del martirologio hispano,
el monasterio servitano, en Ercavica (Cuenca) durante el
y los intentos del monarca de hacerse con el control de las
reinado de Leovigildo, del que llegó a ser abad. Se conoce
tradiciones martiriales. Indicios de esta polémica antiarria-
su destacadísimo papel, junto a san Leandro, hermano de
na se rastrean ya durante el episcopado de Justiniano.
san Isidoro, en la organización del III Concilio de Toledo.
Ciertos testimonios literarios y evidencias arqueológicas permiten pensar que en Valencia hubo resistencia
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Fue uno de los obispos destacados por su producción literaria a finales del siglo vi.
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Su promoción a la silla episcopal valentina sería
una recompensa de Recaredo por los servicios prestados en la organización del III Concilio de Toledo y por
su labor como mentor del monarca cuando era príncipe
corregente de la Celtiberia, similar a la de Leandro con
Hermenegildo, corregente de la Bética.
Con Anesio o Anianus, se relacionaría el Unianimo valentino episcopo del epistolario de san Braulio, obispo de
Zaragoza. También se ha propuesto atribuirle el epígrafe
de las obras de restauración de la seo valentina encontrado en la plaza de l’Almoina y depositado en el Museo de
Bellas Artes, pero es una conjetura muy discutible.
Origen de la topografía cristiana de Valencia
Recostrucción de la catedral de Valentia. Isabel Escrivà.
El lugar del martirio de san Vicente sería el punto de
origen de la topografía cristiana en la ciudad, al ser un es-
A inicios del siglo v Valencia fue destruida. La zona
cenario vinculado directamente con la pasión del mártir,
del foro quedó cubierta por una potente capa de escom-
espacios que quedaban inmersos en la memoria colecti-
bros. Esta destrucción quebraría una ciudad romana que
va de la comunidad cristiana.
sólo estaba empezando a ser cristiana. Este colapso de
El siglo v fue un periodo convulsivo; con el fin del
una ciudad cristianizada en el fondo pero no en la forma,
Imperio romano de Occidente, la instalación de pueblos
facilitaría la creación de un nuevo y distinto núcleo urba-
germánicos, en su mayoría cristianizados, corroboró el
no. Al poco tiempo, aún en el siglo v, al sur del antiguo
triunfo de la nueva religión. En lo urbano, fue normal uti-
foro romano surgió un gran grupo episcopal, prueba del
lizar los edificios romanos para el nuevo culto, habida
triunfo de la topografía cristiana.
cuenta el abandono de los templos paganos, cuya religión
Sobre los escombros, alrededor del supuesto lugar
fue prohibida a fines del siglo iv, y las necesidades de la
del martirio de san Vicente, se ha encontrado el primer ce-
creciente comunidad cristiana, que a partir de los últimos
menterio dentro de la ciudad, lo que contravenía la legisla-
años del siglo iv saqueaba u ocupaba los edificios paga-
ción, ya que los enterramientos se tenían que hacer fuera
nos. En nuestro caso, también contaría la existencia de un
de la urbe. En esta época, alrededor de las tumbas de los
importante episodio martirial para desalojar a los últimos
santos (como en las catacumbas de Roma) y de los lugares
seguidores de la antigua religión de los espacios públicos.
de martirio empezaron a surgir cementerios e iglesias.
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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El pequeño cementerio, de poco más de 20 tumbas
dional y el santuario de Asclepios, sólo desaparecieron de
conocidas, sólo se extiende alrededor de lo que parece ser
la vista en la época islámica, mientras otros se expoliarían
la celda de una prisión. Las tumbas son individuales y de
en la etapa visigoda.
tradición romana: cajas de tejas para los individuos adul-
El primer núcleo episcopal, entre los siglos iv y v, ocu-
tos y ánforas para los infantiles. El análisis de los esquele-
paría los antiguos edificios romanos y se instalaría, a par-
tos indica que pertenecen a un grupo étnico mediterrá-
tir de la segunda mitad del siglo iv, alrededor de un lugar
neo. Son posteriores a los inicios del siglo v, y las ánforas
que sería venerado durante siglos por haber albergado el
son del siglo iv y de los inicios del siglo v, lo que llevaría a la
episodio martirial. Tras la grave destrucción de los inicios
segunda mitad del siglo v para este cementerio. En el con-
del siglo v, al poco conocido siglo v se atribuye un primer
texto de esta época, serían prematuros los enterramientos
edificio, por debajo de la catedral del siglo vi, y la primera
en el interior de la ciudad. Sólo una causa extraordinaria
fase del cementerio alrededor del espacio martirial, ade-
explicaría esta anómala ubicación. Precisamente, ha sido
más del expolio sistemático de algunos edificios públicos
este pequeño y temprano cementerio intramuros uno de
romanos, que hasta ese momento habrían estado en pie,
los principales argumentos a la hora de sugerir que en
seguramente usados como lugares de culto cristiano. Con
esta zona debió existir un lugar martirial.
sus piedras se construyeron las nuevas iglesias y las resi-
Esta primera necrópolis es una prueba de la temprana cristianización, ya que su presencia sólo se puede
explicar en función de la atracción del lugar del martirio.
Los hallazgos de l’Almoina sugieren la implantación del
culto cristiano a partir de la segunda mitad del siglo iv en el
edificio entre cuyos escombros, en la misma habitación que
dencias de la clase dirigente urbana de este periodo.
Tras la destrucción del siglo v se pusieron las bases
del gran grupo episcopal de los siglos vi y vii, cuyas características esenciales ya se pusieron de manifiesto en la
segunda mitad del siglo v e inicios del vi.
Estos rasgos particulares que la definen fueron:
se supone albergó el martirio, apareció un extraordinario
• Un acusado carácter funerario, ligado al mártir, que se
bol de vidrio fabricado en Roma a finales del siglo iv, deco-
inició con un primer cementerio de tradición romana
rado con escenas bíblicas y que sería un objeto litúrgico. En
extendido alrededor del espacio martirial, al que luego
el piso de la habitación contigua hacia el este, se señalaron
siguieron otros, uno superpuesto a este, y los demás
dos agujeros circulares que serían los pies de una mesa de
dispersos en otras zonas. La complejidad de este en-
altar. Como el edificio fue arrasado en las primeras décadas
tramado de cementerios ha permitido establecer una
del siglo v, este espacio ya se habría cristianizado en el siglo iv.
jerarquía de cada uno de estos y encajaría con lo que
El recuerdo del episodio martirial aceleraría la cris-
se sabe de otros de los primeros centros cristianos.
tianización de esta área. Varios edificios públicos roma-
• La temprana ubicación del centro episcopal en y alre-
nos se mantuvieron en pie, algunos, como la curia meri-
dedor de la parte sudoriental del foro, frente a la más
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habitual situación periférica de los primeros núcleos
cristianos, bien atestiguada en Barcelona, por ejemplo, donde el carácter funerario también está mucho
más restringido, además de ser bastante posterior.
• El mantenimiento inicial del entramado viario y de algunos de los antiguos edificios romanos, en este caso
la curia y un gran santuario de Asclepios, en cuya parte
meridional se instaló uno o, tal vez, dos baptisterios.
• La paulatina construcción de nuevos edificios, que
fueron sustituyendo a las antiguas, pero normalmente
muy sólidas, construcciones romanas, la mayor parte
de las cuales serían expoliadas para utilizar sus piedras.
El desarrollo del grupo episcopal
Tan solo a partir del siglo vi, tendría lugar la erección
Reconstrucción del interior del baptisterio de Valentia.
Arquitectura virtual. Ayuntamiento de València
de un gran conjunto episcopal, buena parte del cual ha
dentro de un proceso de usurpación de las vías públicas,
aparecido en las excavaciones de l’Almoina y de la cárcel de
general en todo el mundo mediterráneo, y que está en el
San Vicente. En esta etapa se levantó un nuevo gran muro
origen de los estrechos zocos de las ciudades islámicas.
entre los intercolumnios del costado oriental del pórtico del
foro, pared que marcaría los límites del barrio episcopal.
La erección del gran conjunto episcopal alteró el antiguo conjunto viario romano, que a grandes rasgos perdura-
La gran catedral fue un magno edificio que ocuparía la mayor parte de la actual plaza de l’Almoina, con un
ábside entre 12 y 14 metros de diámetro y dos edificios
anexos a ambos lados de esta gran cabecera.
ría hasta el siglo vi. La gran basílica episcopal aún se ajustó
El anexo meridional, así como el ábside, se encuen-
al trazado de un cardo, pero la instalación de los dos anexos
tra en la cripta arqueológica de la cárcel de San Vicente.
laterales, el baptisterio y el mausoleo, lo cortó, lo que su-
Se conserva la totalidad de su planta y gran parte del al-
geriría que los anexos serían posteriores al cuerpo central
zado, que es uno de los mejores ejemplos de la escasa
del edificio, que se habría adaptado al entramado viario, al
arquitectura visigoda de centros urbanos. Es una tumba
respetarlo. En esta etapa visigoda ya no se pisaban las losas
privilegiada de planta cruciforme cuyos precedentes ar-
romanas de la calle, que se cubrieron con una potente y só-
quitectónicos se encuentran en el entorno de Rávena,
lida capa de mortero y piedras. Las calles ahora se hicieron
por entonces capital de Italia. Los datos de la excavación
más estrechas, al invadir las aceras los edificios colindantes,
sitúan su construcción en el siglo vi y se relaciona con
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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la sepultura del mencionado obispo Justiniano y con la
Modulación y reconstrucción de la catedral
tumba de San Vicente, trasladada al interior de la ciudad
y el baptisterio
desde su inicial emplazamiento en la periférica zona de la
El descubrimiento de las paredes norte y sur de la
Roqueta. El obispo Justiniano la construiría para albergar
catedral, así como del ábside central, ha permitido recons-
dentro de la ciudad el cuerpo del mártir, que se exhibiría
truir con bastante fiabilidad el ancho de la basílica. Gracias
en un sarcófago. A sus pies, bajo el pavimento, se enterró
a estos datos se ha comprobado que el trazado viario ro-
el obispo, donde aún se encuentra.
mano fue un condicionante importante a la hora de plani-
El anexo septentrional se encuentra en l’Almoina y
ficar el proyecto del gran complejo episcopal. Después de
sólo se conoce parcialmente, ya que la mayor parte se
los recientes estudios del tejido urbano, el grupo episcopal
adentra en la finca colindante. Es un gran edificio crucifor-
aparece perfectamente ajustado y vinculado con la trama
me de mayor entidad que el anterior, por sus mayores di-
anterior. Este fenómeno ha ocurrido en otras ciudades.
mensiones y su técnica constructiva de grandes sillares ro-
Incluso cuando la construcción de nuevos elemen-
manos, frente a la mampostería con sillares en los ángulos
tos, como el gran baptisterio, significaba el final o el cierre
del mausoleo. Se ha identificado con el baptisterio debido
de una calle principal, se puede ver su calculado y simé-
a un prominente desagüe que vertería las aguas al exterior,
trico encaje con la antigua calle sobre la que se construyó
donde serían recogidas por los fieles. Además, la mayor
y que, entre otras cosas, le permitió utilizar la fachada del
parte se encuentra sobre el antiguo santuario de Asclepios,
santuario de Asclepios como parte de sus cimientos.
lo que iría en la misma dirección, ya que fue normal la con-
Para restituir la planta del baptisterio, conocido sólo
versión de los asklepieia en baptisterios. En el fondo, en
en parte, ha sido necesario estudiar la basílica episcopal,
ambos casos, se trataba de sanar a través del agua sagrada,
de la que formaba parte como un anexo, y la forma del
lo que facilitaría la asimilación de una religión a otra.
mausoleo de San Vicente, de plan similar, pero de di-
Este gran conjunto episcopal, con los edificios romanos
mensiones más reducidas. Lo más difícil es determinar la
aun en pie (curia, santuario), se formaría en la primera mitad
forma y la disposición de la cabecera. En esencia, se ha
del siglo vi, seguramente bajo el episcopado de Justiniano.
trasladado a la banda norte el esquema usado en la sur.
Con posterioridad hubo algunas reformas menores.
Es decir, se ha reproducido la anchura del acceso al mau-
Sólo se conocen unas pocas piezas de los equipa-
soleo (17 pies), la reproducción de la parte restante de la
mientos litúrgicos y arquitectónicos de estos edificios,
cara norte del baptisterio (19,5 pies), a la sur y la distan-
que han aparecido dispersas y reutilizadas en construc-
cia al ábside central. Estas medidas sitúan el muro sep-
ciones del periodo islámico. Este sería el caso de un gran
tentrional en la misma ubicación en la que se encuentra,
cancel, fragmentos de otro, un altar auxiliar y alguna co-
coincidencia que otorga más fiabilidad a la hipótesis. Sin
lumnita de ventana.
embargo, no es posible trasladar el modelo de planta del
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mausoleo al baptisterio, porqué la estructura de ambos
edificios es diferente.
De esta manera, se ha obtenido la planta casi completa y se confirma el uso del pie romano en la modulación del
edificio. No obstante, no es posible establecer la anchura
de la cabecera del baptisterio, aunque podría ser similar
a la anchura de acceso (17 pies). Faltaría determinar la estructura de la zona central y las cubiertas, que requerirían
dos pilares que delimitarían el crucero. Su existencia parece confirmada por el descubrimiento de un fragmento de
muro separado del ángulo noroeste del baptisterio.
La Valencia visigoda dentro del contexto hispánico
y mediterráneo.
Los espectaculares hallazgos arqueológicos de l’Almoina han convertido a Valencia en un lugar privilegiado
en el que se puede estudiar y explicar la larga secuencia
evolutiva de un grupo episcopal hispano, en este caso
íntimamente relacionado con el gran mártir Vicente.
En su arquitectura, este gran conjunto constructivo
presenta unas hondas raíces mediterráneas, prueba del
contacto continuo que tuvo con otras zonas, sobre todo de
Cancel que estaría en el interior de la catedral de Valentia.
Prisión de san Vicente Mártir. Ayuntamiento de València
la zona del Adriático. Se han detectado fuertes influencias
de Barcelona, por su entidad, y novedosas y lógicas in-
del área de Rávena y otras ciudades de su entorno marítimo
terpretaciones, se podría sacar a colación y serviría para
(Pula, Padua) y continental (Milán, Vicenza). Por las fechas
completar algunos elementos de los que no disponemos
del conjunto valentino, estos contactos ya estarían asimila-
en Valencia, como el palacio episcopal y una gran aula de
dos en un momento anterior a la invasión bizantina de Italia
comunicación interna. Los hallazgos del probable grupo
e Hispania, y nos llevarían a la época de control ostrogodo
episcopal de Elo, en Hellín (Albacete), con su basílica y su
de la península ibérica, en el primer tercio del siglo vi.
baptisterio son de extraordinario interés, aunque perte-
Por desgracia, en Hispania hay muy escasos referentes de construcciones semejantes. Tan solo el caso
necen a una pequeña ciudad fortificada, que solo eventualmente acogería una efímera sede episcopal.
Valentia, ciudad episcopal. Albert Vicent Ribera i Lacomba, Miquel Rosselló Mesquida
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