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EL VIDRIO EN ÉPOCA VISIGODA
M.ª Asunción Ramón
Desde sus orígenes, el vidrio permitió conseguir una perfecta imitación de otros materiales mucho más costosos,
de ese modo los recipientes y, sobre todo, los adornos
eran realizados en esa nueva materia que poseía la capacidad de parecerse a cualquier piedra semipreciosa. A
pesar de ello, el vidrio siguió siendo un artículo de lujo
al alcance de unos pocos, hasta que la introducción del
soplado al aire libre para la fabricación de recipientes
—cuyas primeras evidencias se documentan en Jerusalén
hacia mediados del siglo i aC—, consiguió revolucionar
esta artesanía secular que produjo un profundo cambio
en su ritmo de producción. En esos momentos, según las
fuentes clásicas, parecen existir dos grandes zonas productoras de vidrio: la costa siriopalestina y Egipto, donde
se localizarían los talleres primarios en los que se fundiría
la mezcla a partir de materias primas, donde se elaboraba
◁ Borde de recipientes de vidrio hallados
en València la Vella, en 2018.
un tipo de vidrio puro, más conocido como «vidrio en bruto», fabricado a partir de sus componentes: sílice, estabilizantes y fundentes. Esta materia fue tradicionalmente exportándose hacia Occidente, donde poco a poco fueron
surgiendo múltiples oficinas que, al final de la cadena de
producción, transformaban ese vidrio en bruto importado en producto terminado. Son los denominados talleres secundarios, identificados arqueológicamente por la
localización de los restos del horno, un hallazgo muy escaso, del que suele documentarse únicamente la cámara de combustión de planta más o menos circular. En su
defecto aportan información otros restos como crisoles,
lingotes en bruto, materiales para reciclado o desechos
de fabricación. En la península ibérica se han documentado una treintena de oficinas que habrían estado elaborando vidrio soplado desde el siglo i dC, para asistir a la
expansión de esta artesanía, a partir de la segunda mitad
del siglo iii dC, en la que se multiplican el número de los
talleres documentados. No obstante destacamos que los
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Siglos i-ii
Siglos iii
Siglos iv-v
Siglos vi-vii
Mapa de los talleres de vidrio y su documentación
arqueológica de la península ibérica.
Representación de un taller vidriero.
talleres datados en los siglos vi y vii son escasos y debieron seguir las mismas pautas constructivas y manufactureras que en siglos anteriores. Hecho por otra parte constatable en ilustraciones altomedievales, donde aparecen
estos pequeños hornos en funcionamiento.
En el yacimiento de Valencia la Vella, durante la
campaña del año 2016, se excavó en el interior del recinto
amurallado, en el que aparecieron distintos estratos superpuestos relacionados con la construcción de la muralla (UE 1004, 1010, 1012) que discurren hasta un nivel
irregular más liso (UE 1015); este último ha sido considerado como un relleno que está formado con restos de los
materiales de construcción y domésticos utilizados por
los constructores. Junto con los materiales cerámicos y
metálicos que han datado el momento de la construcción
de la muralla en el siglo vi, aparecieron dos fragmentos
de crisoles y tres lingotes de vidrio en bruto que debieron
estar relacionados con la manufactura del vidrio.
Los fragmentos de crisol son dos piezas cerámicas
con una capa de vidriado superficial, primera evidencia
de la existencia de un taller relacionado con la fabricación
de vidrio en el lugar.
También hemos documentado tres lingotes de vidrio
en bruto, procedentes de Oriente donde se han localizado los lugares de producción primarios, como ya hemos
apuntado con anterioridad. Uno de ellos apareció en la
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UE 1015, se trata de una pieza de 4,3 x 6,0 cm de vidrio de
color verde esmeralda con capas de concreción doradas
en algunas partes y una ligera irisación en otras. Los dos
restantes proceden de la UE 1010; son de coloración verde oliva con una capa de concreción azulada, estos dos
últimos nos dan unas dimensiones de 1,3 x 3,3 cm y 4,5
x 6,7 cm respectivamente. Este tipo de lingotes también
aparece en Valencia, en el taller de la calle Zapateros. Se
trata de un pequeño horno vidriero con actividad productiva y de transformación a partir de materiales importados o de reciclaje, lo que nos hace definirlo como taller
secundario dedicado principalmente a la elaboración de
productos de uso cotidiano y de bajo coste, que habría
estado en funcionamiento desde finales del siglo iii y durante el siglo iv. Estas pruebas, aunque escasas, nos están
sugiriendo la existencia de un pequeño taller dedicado a
la manufactura de vidrio corriente de mesa, que producía importaciones de vidrio en bruto como consecuencia
de un escaso aunque existente comercio reducido en ese
momento, con toda probabilidad desde Oriente Próximo.
El grupo más homogéneo de la colección es, sin duda,
la serie formada por fragmentos de bordes exvasados de
perfil reentrante, de labio engrosado y pulido al fuego, y
de bases ápodas. Aparecidos en los estratos de relleno (UE
1007, 1008, 1010, 1015), pertenecen a los tipos Feyeux 81. El
horizonte cronológico de estas series fue muy amplio, apa-
Conjunto de vidrios aparecidos en València la Vella en 2017:
recipientes y lingotes.
recieron en la primera mitad del siglo v, y persistieron en los
siglos vi y vii, e incluso en la centuria siguiente.
Este tipo de recipientes se utilizó fundamentalmente
para comer o beber indistintamente; en los vasos de tamaño intermedio inferimos una funcionalidad ambivalente.
El vidrio en época visigoda. M.ª Asunción Ramón
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Conjunto de vasijas de vidrio procedentes de la necrópolis de l’Almoina. SIAM-Ajuntament de València. Foto: Rafa de Luis
Por otro lado los recipientes de menor diámetro fueron
destinados probablemente a los líquidos o la iluminación.
Podríamos detectar servicios de mesa completos formados por platos, cuencos y vasos, aunque también han aparecido en contextos funerarios. El rasgo más característico
de estos perfiles lo constituye el borde engrosado y pulido
al fuego, generalmente exvasado y sinuoso con engrosamiento en la cara interna de la pared, en algunos casos
aparecen líneas de pulido paralelas al borde, las bases son
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ápodas con engrosamiento de vidrio en el centro y restos
de marca de puntel. El grupo que estudiamos está constituido por piezas lisas sin decoración, los platos y cuencos
son de paredes abiertas; de ellos hemos reconstruido dos
formas completas siguiendo los parámetros que marcan
estas tipologías. Los vasos son troncocónicos y, a pesar de
su pervivencia, ya en el siglo vi pasaron a ser formas menos
frecuentes. Esta modalidad fue progresivamente sustituida por las copas de vástago identificadas con el tipo 111
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de Isings, ya que el hallazgo de tres bases con restos del
vástago central nos hace apuntar en este sentido.
La coloración amarillenta es la predominante, siempre contemplando variaciones que van desde el amarillo
verdoso o melado al verde claro, en tonalidades más limpias. En este conjunto detectamos fragmentos amarillos
verdosos de aspecto más deslucido, creemos que en parte
debido al reciclaje, muy frecuente en estos siglos. La calidad del vidrio es bastante mediocre, con profusión de filamentos y burbujas, consecuencia de una frita deficiente.
Los fragmentos de borde de labio engrosado documentados se identifican con producciones muy extendidas
Lingotes de vidrio en bruto de importación para su procesado local.
València la Vella. Foto: Rafael de Luis
en el ámbito peninsular y foráneo. Se pueden encontrar en
países mediterráneos como Francia, Italia o Croacia, pero
Finalmente hay que señalar un fragmento de asa
es en la península ibérica donde asistimos a una verdadera
nervada de sección en cinta. Es una de las formas más co-
eclosión de estas formas, donde son sumamente frecuen-
rrientes de sujeción de los recipientes ya desde el siglo i,
tes en yacimientos de los siglos v, vi y vii. Cabe citar ejem-
hecho que nos lleva a intuir su pertenencia a formas ce-
plos en Valencia, en el yacimiento de l’Almoina. También
podemos reconocerlos en Portugal; en la zona suroriental peninsular, principalmente en Carthago Spartaria y en
Benalúa; en Zaragoza y su provincia; en Galicia, y dejamos
sin citar otros centros, además, no menos importantes.
También en la UE 1010 apareció un fragmento de
borde, cuello y arranque de pared de un ungüentario globular, similar al tipo Isings 68. Estos recipientes de dudosa
funcionalidad, pudieron dedicarse tanto a la contención
rradas, tipo Isings 120 y similares.
El vidrio de época visigoda se puede identificar, principalmente por una línea de continuidad en los modelos
y una degradación en la ejecución, que acreditaba la
tendencia esbozada en siglos anteriores. Los perfiles son
menos variados, desaparecen modelos específicos del
siglo v, como los bordes en aristas vivas o las jarras y botellas de borde exvasado decoradas con gruesos hilos.
de ungüentos como al uso doméstico o funerario. El ha-
También se caracteriza por ser un periodo de contrastes:
llazgo de esta tipología, por otro lado muy común en las
frente a producciones muy descuidadas y masivas, sur-
provincias occidentales del Imperio en estratigrafías del
gieron piezas elitistas, generalmente de función ritual,
siglo vi, nos indica la amplísima pervivencia de estas for-
que confirman la pervivencia de una producción muy
mas, cuyos inicios podemos encontrar en el siglo i.
minoritaria de artículos de lujo.
El vidrio en época visigoda. M.ª Asunción Ramón
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M.ª Asunción Ramón
Desde sus orígenes, el vidrio permitió conseguir una perfecta imitación de otros materiales mucho más costosos,
de ese modo los recipientes y, sobre todo, los adornos
eran realizados en esa nueva materia que poseía la capacidad de parecerse a cualquier piedra semipreciosa. A
pesar de ello, el vidrio siguió siendo un artículo de lujo
al alcance de unos pocos, hasta que la introducción del
soplado al aire libre para la fabricación de recipientes
—cuyas primeras evidencias se documentan en Jerusalén
hacia mediados del siglo i aC—, consiguió revolucionar
esta artesanía secular que produjo un profundo cambio
en su ritmo de producción. En esos momentos, según las
fuentes clásicas, parecen existir dos grandes zonas productoras de vidrio: la costa siriopalestina y Egipto, donde
se localizarían los talleres primarios en los que se fundiría
la mezcla a partir de materias primas, donde se elaboraba
◁ Borde de recipientes de vidrio hallados
en València la Vella, en 2018.
un tipo de vidrio puro, más conocido como «vidrio en bruto», fabricado a partir de sus componentes: sílice, estabilizantes y fundentes. Esta materia fue tradicionalmente exportándose hacia Occidente, donde poco a poco fueron
surgiendo múltiples oficinas que, al final de la cadena de
producción, transformaban ese vidrio en bruto importado en producto terminado. Son los denominados talleres secundarios, identificados arqueológicamente por la
localización de los restos del horno, un hallazgo muy escaso, del que suele documentarse únicamente la cámara de combustión de planta más o menos circular. En su
defecto aportan información otros restos como crisoles,
lingotes en bruto, materiales para reciclado o desechos
de fabricación. En la península ibérica se han documentado una treintena de oficinas que habrían estado elaborando vidrio soplado desde el siglo i dC, para asistir a la
expansión de esta artesanía, a partir de la segunda mitad
del siglo iii dC, en la que se multiplican el número de los
talleres documentados. No obstante destacamos que los
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Siglos iii
Siglos iv-v
Siglos vi-vii
Mapa de los talleres de vidrio y su documentación
arqueológica de la península ibérica.
Representación de un taller vidriero.
talleres datados en los siglos vi y vii son escasos y debieron seguir las mismas pautas constructivas y manufactureras que en siglos anteriores. Hecho por otra parte constatable en ilustraciones altomedievales, donde aparecen
estos pequeños hornos en funcionamiento.
En el yacimiento de Valencia la Vella, durante la
campaña del año 2016, se excavó en el interior del recinto
amurallado, en el que aparecieron distintos estratos superpuestos relacionados con la construcción de la muralla (UE 1004, 1010, 1012) que discurren hasta un nivel
irregular más liso (UE 1015); este último ha sido considerado como un relleno que está formado con restos de los
materiales de construcción y domésticos utilizados por
los constructores. Junto con los materiales cerámicos y
metálicos que han datado el momento de la construcción
de la muralla en el siglo vi, aparecieron dos fragmentos
de crisoles y tres lingotes de vidrio en bruto que debieron
estar relacionados con la manufactura del vidrio.
Los fragmentos de crisol son dos piezas cerámicas
con una capa de vidriado superficial, primera evidencia
de la existencia de un taller relacionado con la fabricación
de vidrio en el lugar.
También hemos documentado tres lingotes de vidrio
en bruto, procedentes de Oriente donde se han localizado los lugares de producción primarios, como ya hemos
apuntado con anterioridad. Uno de ellos apareció en la
120 /
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UE 1015, se trata de una pieza de 4,3 x 6,0 cm de vidrio de
color verde esmeralda con capas de concreción doradas
en algunas partes y una ligera irisación en otras. Los dos
restantes proceden de la UE 1010; son de coloración verde oliva con una capa de concreción azulada, estos dos
últimos nos dan unas dimensiones de 1,3 x 3,3 cm y 4,5
x 6,7 cm respectivamente. Este tipo de lingotes también
aparece en Valencia, en el taller de la calle Zapateros. Se
trata de un pequeño horno vidriero con actividad productiva y de transformación a partir de materiales importados o de reciclaje, lo que nos hace definirlo como taller
secundario dedicado principalmente a la elaboración de
productos de uso cotidiano y de bajo coste, que habría
estado en funcionamiento desde finales del siglo iii y durante el siglo iv. Estas pruebas, aunque escasas, nos están
sugiriendo la existencia de un pequeño taller dedicado a
la manufactura de vidrio corriente de mesa, que producía importaciones de vidrio en bruto como consecuencia
de un escaso aunque existente comercio reducido en ese
momento, con toda probabilidad desde Oriente Próximo.
El grupo más homogéneo de la colección es, sin duda,
la serie formada por fragmentos de bordes exvasados de
perfil reentrante, de labio engrosado y pulido al fuego, y
de bases ápodas. Aparecidos en los estratos de relleno (UE
1007, 1008, 1010, 1015), pertenecen a los tipos Feyeux 81. El
horizonte cronológico de estas series fue muy amplio, apa-
Conjunto de vidrios aparecidos en València la Vella en 2017:
recipientes y lingotes.
recieron en la primera mitad del siglo v, y persistieron en los
siglos vi y vii, e incluso en la centuria siguiente.
Este tipo de recipientes se utilizó fundamentalmente
para comer o beber indistintamente; en los vasos de tamaño intermedio inferimos una funcionalidad ambivalente.
El vidrio en época visigoda. M.ª Asunción Ramón
/ 121
[page-n-5]
Conjunto de vasijas de vidrio procedentes de la necrópolis de l’Almoina. SIAM-Ajuntament de València. Foto: Rafa de Luis
Por otro lado los recipientes de menor diámetro fueron
destinados probablemente a los líquidos o la iluminación.
Podríamos detectar servicios de mesa completos formados por platos, cuencos y vasos, aunque también han aparecido en contextos funerarios. El rasgo más característico
de estos perfiles lo constituye el borde engrosado y pulido
al fuego, generalmente exvasado y sinuoso con engrosamiento en la cara interna de la pared, en algunos casos
aparecen líneas de pulido paralelas al borde, las bases son
122 /
ápodas con engrosamiento de vidrio en el centro y restos
de marca de puntel. El grupo que estudiamos está constituido por piezas lisas sin decoración, los platos y cuencos
son de paredes abiertas; de ellos hemos reconstruido dos
formas completas siguiendo los parámetros que marcan
estas tipologías. Los vasos son troncocónicos y, a pesar de
su pervivencia, ya en el siglo vi pasaron a ser formas menos
frecuentes. Esta modalidad fue progresivamente sustituida por las copas de vástago identificadas con el tipo 111
[page-n-6]
de Isings, ya que el hallazgo de tres bases con restos del
vástago central nos hace apuntar en este sentido.
La coloración amarillenta es la predominante, siempre contemplando variaciones que van desde el amarillo
verdoso o melado al verde claro, en tonalidades más limpias. En este conjunto detectamos fragmentos amarillos
verdosos de aspecto más deslucido, creemos que en parte
debido al reciclaje, muy frecuente en estos siglos. La calidad del vidrio es bastante mediocre, con profusión de filamentos y burbujas, consecuencia de una frita deficiente.
Los fragmentos de borde de labio engrosado documentados se identifican con producciones muy extendidas
Lingotes de vidrio en bruto de importación para su procesado local.
València la Vella. Foto: Rafael de Luis
en el ámbito peninsular y foráneo. Se pueden encontrar en
países mediterráneos como Francia, Italia o Croacia, pero
Finalmente hay que señalar un fragmento de asa
es en la península ibérica donde asistimos a una verdadera
nervada de sección en cinta. Es una de las formas más co-
eclosión de estas formas, donde son sumamente frecuen-
rrientes de sujeción de los recipientes ya desde el siglo i,
tes en yacimientos de los siglos v, vi y vii. Cabe citar ejem-
hecho que nos lleva a intuir su pertenencia a formas ce-
plos en Valencia, en el yacimiento de l’Almoina. También
podemos reconocerlos en Portugal; en la zona suroriental peninsular, principalmente en Carthago Spartaria y en
Benalúa; en Zaragoza y su provincia; en Galicia, y dejamos
sin citar otros centros, además, no menos importantes.
También en la UE 1010 apareció un fragmento de
borde, cuello y arranque de pared de un ungüentario globular, similar al tipo Isings 68. Estos recipientes de dudosa
funcionalidad, pudieron dedicarse tanto a la contención
rradas, tipo Isings 120 y similares.
El vidrio de época visigoda se puede identificar, principalmente por una línea de continuidad en los modelos
y una degradación en la ejecución, que acreditaba la
tendencia esbozada en siglos anteriores. Los perfiles son
menos variados, desaparecen modelos específicos del
siglo v, como los bordes en aristas vivas o las jarras y botellas de borde exvasado decoradas con gruesos hilos.
de ungüentos como al uso doméstico o funerario. El ha-
También se caracteriza por ser un periodo de contrastes:
llazgo de esta tipología, por otro lado muy común en las
frente a producciones muy descuidadas y masivas, sur-
provincias occidentales del Imperio en estratigrafías del
gieron piezas elitistas, generalmente de función ritual,
siglo vi, nos indica la amplísima pervivencia de estas for-
que confirman la pervivencia de una producción muy
mas, cuyos inicios podemos encontrar en el siglo i.
minoritaria de artículos de lujo.
El vidrio en época visigoda. M.ª Asunción Ramón
/ 123
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