Breves notas sobre las ruinas romanas de "Els Estanys" (Almenara)
Norbert Mesado Oliver
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NORBERTO MESADO
(Burriana)
Breves notas sobre las ruinas romanas
de «Eis Estanys» (Almenara)
Las pequeñas elevaciones de Almenara forman una barrera natural ,
limitando la gran llanada de la Plana castellonense de los llanos de Sagunto, limite asimismo de las provincias de Castellón y Valencia.
Debido a que corta, casi en su totalidad, la vía costera, su riqueza
arqueológica es grande, viéndose aflorar, en diversos puntos de estos montlcu los, restos de los d iferentes pueblos que por ella transitaron.
Estas lomas solitarias, desmembradas de la bravía sierra de Espadán,
llevando la dirección NO.-SE., fenecen entre lagunajos y grandes almarjales, a tan sólo dos km. del Mediterráneo.
La Corona, el Monte del Castillo (punto más a lto de este pequ~ño
complejo, 178 m. de cota, a los pies del cual en su ladera de mediodla
se asienta el pueblo de Almenara). Les Forques, El Duc, El Cid, Montaña Blanca y los de Els Estanys, fonnan los principales puntos de esta barrera montañosa. Esta última loma, conocida hoy con el nombre de <
C'On cota tan sólo de 29 m., lleva la misma dirección de los montes a los
cuales pertenece. En el la están los restos de los cua les vamos a tratar y
que, aún hoy, se siguen llamando del «Templo de VenUS>¡ (2) .
Estas págmas hubiesen sido imposibles sin la gran recopi lación de no
(1) T. ROJG BAT~: uAlmc:nara en el siglo XVI". Bolctln de la Sociedad
O.srclloru:ose de Cultura, UI. Casrellón, 1922, p6g. 282.
(2) J. SANCHEZ ADELL: "Guía de la Provincia de Casteli6rJ':. VIUaneal, 1965.
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2
N. MRSAOO
tas y bibliografía efectuada por el Dr. Alcina Franch, cuando en 1949
estud•ó estas ruinas, publicando un •nteresante trabajo (3)
Durante estos 16 años transcurridos no se ha vuelto a tratar de ellas
En el verano de 1965, efectué una nueva revisión del monumento, consecuencia de la cual son estas notas, cuya finalidad es lü misma que la
apuntada por el Dr. Alcina hacer ver que es Indispensable una total y
exhaustiva excavación de estos mteresantes restos arquitectónicos.
Descubiertas las ruinas por Pla y Cabrera en la primavera de 1799 y
tras los continuos saqueos de campesinos y curiosos, el monumento había llegado hasta 1949 sin apenas excavación científica alguna. Fue en
esta fecha cuando el Dr. Alcina, del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia, con los permisos correspondientes y una reducidísima subvención económica, llevó a cabo las únicas excavaciones científicas que hasta el presente se han efectuado, realizando el estudio de la
planta del monumento C. Pero a cnusa del estado en que ~:;taban las
capas de tierra fue imposible fijar una estratigrafía segurn, pues se encontró todo en franco revoltijo y repleto de cerámicas med:evales. El
hallazgo de tres sepulturas en el lado oriental del monumento indujo a su
excavador a opinar que pudiera tratarse de un mausoleo romano de época
•mprecisa.
En su estud10 separa tres puntos de rumas (fig 1) . las que lfama
•:estructura A», sita en e l punto más e levado de la loma, hacia el Oeste;
«estructura B» hacia el Este y el «Monumento C», en la falda merídio·
nal, a tan sólo 1O m. de la estructura anterior, objeto de su estudio en
mayo de 1949 y objeto hoy de estas breves notas.
NOTAS DE PRINCIPIOS DE SIGLO RELATIVAS AL MONUMENTO
Desde que fueron descubiertas las ruinas por Pla y Cabrera a fines
del s XVIII hasta finales del XIX, trataron de ellas diferentes cronistas,
con más o menos fortuna, atribuyéndolas al Templo de Venus Afrodita,
citado por Polib1o, cercano a Sagunto (4). De tiempos Inmemoriales las
calizas de estas ruinas eran aprovechadas para muy diferentes construcciones norias, alquerías, torres, etc. Tanto es asi que al princ1piar nuestro siglo, las diferentes personas que las estudian o nombran, ya no en-
( 3) J. ALCINA FRANOJ: "Lao ruinu romanat de Almc:mno". Boleún de la Soc.cdad Castdlonense de Culmn, XXVI. Castdlón, 1950, pAg. 92.
(4) "Después de intimidar a bs mñus IMricas que hobitaban JUDlo al paso dcl río
lkgaron o b ciudad de Sagun1o y acam.,oron a la distancio de unot ~nra etllldios
e
rc.cunol> por DlJU, y:a que la flota iba costeando con ellos . " Polibio, 111, 97, 2.
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LAS RUINAS DE. nRLS BSTANYSH
3
cuentran el lugar exacto de la planta que anteriormente habían trazado
los cronistas. Veamos, en prueba de ello. unas notas tomadas del señor
Sarthou Carreres (5}, que al mismo tiempo nos mostrarán con bastante
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Fig, 1.-Plllno de In zom de ''Eis l!stanys".
l.-Estructura A.
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3.-EI monumento C.
2.-I!SUUCl\101
4.-E.nterra.mitOIOS.
S.-Hc¡rno ccr4mico.
6.-Cab:ada.
].-Carretera.
8.-Cantera.
9.-Eis Es11mys.
10.-Campos de E. Rodrigo.
precisión el estado de estas ruinas en 1923: «Según testimonio del doctor
Bautista Figols, cura de Almenara, toda la cantería de la Torre del Mar
que volaron los ingleses en 1801 (fabricada según decian en el reinado
d;- Carlos V), se transportó de aquel monte, igualmente que toda la obra
(5) C. SARTHOU CARRERES: "Provincia de CasteUón". Geognúla G Reino de Valencin. Dlll'Cclono, s. a., pág. 74S.
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nueva d.e la capilla del convento de Almenara, en cuya plaza ~e colocó
una de las grandes bases de columnas traidas de aquel sitio para poner
una cruz; fue tanta la piedra azul labrada transportada de aquel monte
del templo, que ocupaban toda la plaza muchas poedras atallarttadas con
el más perfecto pulimento))
Decíase esto en 1818, pero sig los antes ya habial"' principiado esta
enorme sustracción de los sillares procedentes de «Eis Estanys», pues la
hoy arrasada torre que llamóse Bivalcadim, situada junto a la puerta pri,, copal del castillo para su defensa, todavía conserva parte de las calizas
que interiormente la revestían y que, junto a otras muchas que se ven
por toda la arruinada fábrica del castillo, destacando su buena labra y
azul saguntino de la rojiza coloración de las murallas, son de ractura ro
milna. Entre este material debieron hallarse algunas lápidas con inscrip·
ciones (6).
Sarthou Carreres dice del Templo de Venus: «Sobre la planicie de
una colina de JO pies de elevación por 60 m. de extensión, ~obresalen
los restos del templo, en los que los citados Pío de Saboya, Ch;.bret, Ce·
brián y otros, han apreciado importantes detalles, y nosotros sólo hemos
podido ver el pequeño trozo de muro de argamasa de un m. de altura
que representa el adjunto grabado, un capitel de piedra greco-romano,
piedras esparcidas por la meseta y restos de una escalinata, encarados al
sur.. . PI a y Cabrera vio cinco pedestales de columna en pie, con inscrip·
clones sepulcra les en cuatro de ellos. Y mi difunto tío (Chabret) . .. , a
finales del pasado s iglo, ya vio tan sólo restos de tres pedestales y parte
del pavimento. Hoy ya ni eso... ».
En la misma Geografia, Huguet Segarra escribe: «lo que hoy apare·
ce en estos lugares, sobre el suelo, a la vista de cuantos por ellos pasen,
no es más que un capitel dóriczo, que no acusa gran pureza de estilo, y
algunos paredones, escalinatas y cimientos de mampostería, completándose estos escasos restos romanos con otros insignificantes fragmento~
recogidos por la Comisión de Monumentos, que se conservan en el Mu·
seo Provincial» (7).
El Sr. Sarthou, en las páginas 200 y 743, nos muestra dos interesan
(6) P. PITA : "L~pidu ob Tomgooa". Boletln de la Rt:~l Academia de la Historia, l.XJV, cuaderno U. Madrid,
1914, ~- 193.
O. FU!TCHER y 1. ALCACER: • Avance a una arqueolo¡ía romana de la Ptovincia
de CasteUón". Boletín dr la S«iecbd Casltlkmcntc de Cultura, XXXI. CasteUón, 195S,
p4~~o 331 y os., en donde se reproducen las nums. 3.973 o 3.983 y 6.0S4 a 6.061 (la 3.m/
6.0S4, hoy en Sngunto, y la 6.0S7, boy en Barttlona).
(7) R. HUGUET SEGARRA: "Reseña hitt6tlca del detenvolvlmienoo cullural anls·
1ico". Geografia General del R.c:íno de Valencia, tomo de la Provincia de Cottell6n. Bar·
cdono, s. a., pj¡. 201.
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LAS RUINAS De "SLS ESTA~""\'s''
S
tes fotografías en cuyos pies leemos. <
se suponen del Templo de Venus». Como puede verse en la fotografia
de la página 743, estas ruinas están sobre la loma, o sea, en el complejo
13 y no en la ladera del Mediodía, que es, en realidad, donde se encuen·
tran las ruinas que se suponían del Templo de Venus.
También Roig Bataller (8) apunta : « ...en cuya cúspide aprécianse la~
ruinas del antiguo Templo de Venus Afrodita».
Vemos, pues, cómo a principios de nuestro siglo el monumento C de ·
bf<: estar ya, «convertido en un gran pedregah>, según expresión del doctor Alcina, habiendo pasado su atribución a .las ruinas más visibles sobre
la loma oriental, es decir, el complejo B, que seguramente en un princi·
pio tuvo también su riqueza arquitectónica, pues no se explica que tan
gran cantidad de sillares hubiesen pertenecido únicamente al monumento C. En .la figura de la pág. 200 de la obra de Sarthou. observamos cai·
da una rota base de clásico perfil con el arranque de su estriado fuste y
hacia la derecha restos de muros que parecen conserven sillares, hallán·
dose, en el centro de la plancha, el descarnado muñón de mampostería
de la página 743
Con todo ello podemos apuntar:
l .-Que es indispensable una sistemática excavación del complejo B.
2.-Que el monumento C volvió a permanecer ignorado hasta su redescubrimiento por el Dr. Alcina en 1949.
EL MONUMENTO
PROBABLES ACCESOS
Parece que había cuatro accesos (fig. 2):
Uno (punto e-f del muro AD), según su excavador constaba de un
pavimento y dos peldaños para franquear la puerta por la cara Oeste, la
que no pudo estudiar bien por acabárse le la consignación. Hoy está cu·
bierto de nuevo.
Otra escalinata en el lado sur, que parece la cara frontal del monumento, de la que se aprecia en una longitud de 4,50 m. entre los puntos
O y X, habiendo en éste dos pequeños sillares .~e co)or pardo, distantes
entre si 1,80 m . La escalera parece que tuerza en O haci;l el Oeste. Esta
(8)
ROIG BATALLI!R: Op. cit. nota l.
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2.-Plano de b CollSUUCdón C.
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cara del monumento mira hacia unos campos que al ser roturados han
p roporcionado paredones, huesos, si llares, etc.
Posiblemente hubo otro acceso en la zona Este, pues se advierte una
rampa natural que lleva a los pies del cerro, donde hace unos 30 años
todavía manaba una fuente y empieza la Jaguna mayor Según don Joaqu[n Lapuerta, existían, antes de ser deshechos por la cantera, unos escalones al pie mismo de la rampa, lo que es factible, pues nótanse pegotes de mortero en los puntos más aJtos de ésta, a pocos pasos del muro BC.
La estructura C dista 1O m. de la B Entre ambas aflora la ca liza de l
monte, sobre la que se aprecian pegotes de argamasa rojizo-vinosa, distantes 7 m. del muro H de la planta C. Alcina cree este muro probable
contrafuerte, aunque sólo lo exploró superficialmente. Junto a este posible arranque de muro, a una distancia de 1'45 m. hacia el Oeste, encuéntrase o tro arranque - letra G de nuestra planta- que lo hace paralelo a l anterior, naciendo de l mismo muro AB como un mediano sillarejo «in situ» (Lám. IV, 1). Ambos llevan la d irección ascendente hacia
la estructura B, pasando sobre los pegotes de mortero señalados. El esca~o desn ivel entre las dos plantas, 1'70 m. aproxrmadamente, y el ser los
dos complejos de la misma época, hacen de interés la hipótesis de que
hubiese habido en este punto una comunicación entre los complejos C
y B.
LA PLANTA
D~L
MONUMENTO C
El Dr. Alclna presenta en su citado estudio una planta que llama mo·
numento C, falta de unidad en su z.ona Sur y Este. Guiado por esta ano·
malla, hice minuciosas observaciones, viendo con clarldad que debiera
terminarse de excavar aquellos puntos de capital interés que con seguridad nos darlan mayor lu:t a l respecto.
La nueva planta ( fig. 2). difiere bastante de la tra:tada en mayo de
1949. Ya apreCiamos en ella la que anteriormente halló Pla y Cabrera,
reproducida después por Chabret y Garcia y Bellido
Su forma es la de un perfecto paralelogramo, con dirección aproximada Este-Oeste, de 17,05 m. por 8,45 m., al que hay que añadir )os salientes M y M', éste desaparecido, y por tanto probable, que harían la
extensión total de las caras laterales de l 0,30 m.
Someramente damos unas notas de cada uno de los muros.
MURO A8
Este paredón presenta, por su parte Norte, en G y H, unos probable>
arranques de muro. En A, por ser esquina, existe «in situ» un fuerte si-183-
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8
S. MI!SADO
llar Sin embargo, en el ángulo formado por este muro con el 1, sólo exos·
te una pequeña caliza de 0,43 m. de larga, por 0,30 de ancha y 0,15 de
alta, ocupando la misma posico6n que el sillarejo, del cual nace el muro
G. ¿Se trata de restos de dos contrafuertes? Ello afirmaría que este pun·
to no es una esquina del monumento. Por otro lado tenemos que para
que desciendan, a ¡partir del muro 1 hacia el se las curvas de nivel (Lámina l. 3) aún quedan por salvar 7,50 m. Realizada una pequeña lim·
pieza del terreno hacia 8, se comprueba que continúa el muro hecho de
los mismos materiales: calizas más o menos escuadradas asentadas sobre
mortero de yeso y arenillas. De la cara de poniente del sillar A hasta el
paramento de levante del muro 1 mide 12,65 m. y 4,40 desde este punto hasta el desaparecido sillar 8, dando una medida total de 17,OS m
MURO
ec
Testigo de este muro es el robusto sillar que queda en pie a 3,35 m.
de 8, sillar que, roto por su cima, aún aflora 0,80 m., siendo su ancho
de 0,45 m.; el resto de este muro nunca se excavó, pero limpiada una
pequeña zona se encontró en e, a una distancia de 5, 10 m. del sillar an·
tenor, restos del muro en cuestión, hecho también de piedras callzas
asentadas sobre la roca del monte, mediante idéntico mortero blanco (Lámina 111, 1)
MURO -'D
Este muro presenta a 2,65 m. del ángulo A una puerta que tiene de
luz 1,40 m Por el Sur, en M, un fuerte conglomerado dl' mortero blan·
co y medianas piedras, que debió estar revestido de sillares, lnterprétase
como machón o pedestal, debiendo haber existido a ambos lados del monumento (puntos M y M') . El sillar f de la puerta de est!l muro es más
largo y estrecho que el inferior o (Lám. 1, 4). teniendo éste, al igual que
el A, más consistencia y robustez. El A mide en su cara Oeste 0,53 m.;
el sillar e en su misma cara 0,48 m. y e l f sólo 0,30 m. A y e tienen, respectivamente, 0,53 y 0,55 m. de lado Sur y f 0,68 m. Ante esta ¡moma·
lía, limpiando la tierra que cubría f por su cara Norte. se comprobó se
trataba de una cornisa (Lám. 111, 4), lo que hace muy hipotética estil
puerta, por lo menos en la primera epoca del monumento
MURO DC
Fue ej más fuerte de todo el monumento, sirvoendo de contención <~1
terrapl~nado que interiormente se hizo para nivelar la planta, situado,
-
184 -
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J
9
por tanto, donde se inicia un considerable desnivel, por lo quol es el ala
Jel monumento que más ha sufrido la acción devastadora del toempo. Estaba formado por enormes calizas de excelente factura, de las que ~
si tu)) sólo queda una junto al pedestal M. Mide 1,80 m. de larga, 0,4)
de a lta y 0,50 de ancha. Junto a ella, ya caída, vemos otra de dlmensio
nes y factura Iguales, que dt>bió encontrarse junto a la anterior ¡punteado
en la planta). no quedando ya más rastro de este muro DC.
MURO 1
Es un muro interior, arrancando perpendtcularmente del AB, a 11,52
m del sillar A. A 2,05 m de la cara externa del muro AB, se halla un.1
puerta (Lám. 11, 1) de 0,64 m de luz, detalle sólo advertido, al parecer,
por Pla y Cabrera y posteriormente por Chabret Este paso interior cons
ta de cuatro pequeñas calizas, dos a cada lado del portón, cortando per·
pendicUiormente la dirección del muro, asentadas sobre el mismo morte
ro blanr.o que traba toda la ptlmitlva fábrica del monumento, midiendo,
aproximadamente, 0,1 8 m. de grueso por 0,30 de largo, cada unu de ella;.
D•cho ncceso estaba cegado por una pared hecha de piedras vulgares
trabadas con tierra. Hay, pue~. una puerta que da paso a través del mu
ro 1 a lil que parece la cámara principal del monumento, hacíé11dolo por
encima de la tumba 11. Parece ser que en el ángulo formado por los mu
ros 1 y 2 no existe sillar, lo que hace suponer que uno de los dos se pro
longaba.
MURO 2
Presenta en su extremo Oeste dos grandes sillares bien trabajados
(Lám 1, 2), teniendo el inferior ta di rección del probable muro 4. Pudie·
ra ser que, en un principio, otro muro hubiese unido el 2 con el AB,
pues podemos apreciar pegot¡¡s del mortero blanco en estos grandes silla·
res por su cara que mira a AB, con lo cual se habrla formado una cámara
interior cerrada. Su excavador nos da una puerta en este muro 2, muy
probable por el principal lugar que ocupa, a 2,55 m. de la esquina Oeste
del muro. Pero en contra tenemos que es extraño que no se hallasen los
basamentos de las jambas oue, de haber existido, permanecerían, pues
es la zona más resguardada
MURO 3
Arranca perpendicularmente del 2, llevando la dirección Sur. Su cons
trucci6n difiere totalmente de los muros anteriores. Mide 3 m de largo,
24
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JO
H. MESADO
presentando en su extremo losas calizas mal asentadas. Está levantado
con co~tras del viejo pavimento y roca.s recibidas con tierra. Su cara orien·
tal está aún oculta por las tierras.
MURO 4
Como hemos visto al tratar del Muro 2, el sillar Inferior de su esquina Oeste, lleva la dirección de este probable muro 4, quedando de él tan
sólo tres pequeñas piedras adheridas fuertemente al sillar con mortero
blanco (Lám.l, 2 letra P).
Aunque en la planta dada por Alcina vemos este muro con una Ion·
gitud de 2 m., lo más seguro es que ya debió encontrarse de<.aparecido
cuando lo excavó.
MURO S
También en la pl.:mta tratada durante las excavacrones de 1949 v~
mos que de la cara Este del sillar e del muro AD nace un paredón, tomando la dirección que sigue el muro 2, aunque un poco desplazado d:?
su linea recta, dándole una longitud de 2, 1O m. (según escala de la fig.
4 de !a publicación de dichas excavaciones); sin embargo este muro no
se dibuja cuando se levanta la sección de la planta por EF.
Examinado el sillar e apreciamos que tiene la cara de donde arranca
el supuesto muro completamente limpia de cualquier resto de cal, au.,
presentando esta cara bastante tosca. Por la superficie mteroor donde ~e
deslizaría el muro, está ya a ogual nivel o más que tendría en ia primera
época este monumento, no comprobándose el menor rastro de él
En el citado estudio del monumento no se mencionan medi-:las ni dis·
tanelas en los muros, teniendo que servirnos para ello de las gráficas. En
éstas, el muro 5 está a 3 m. del paramento interior del muro AB, cuando
ero la realidad está a 3,47 m. Con ello parece ser que se hilya querido
élproximar el imaginario muro 5 a la línea del 2 y formar asl el muro con
dos puertas que García Bellido (9) califica de <
que llevó a decir al Dr. Alcina, que los descubridores del monumento
vieron con tal confusión estas ruinas que no supieron ni oriemarlas.
~URO
6
Como vemos en la planta de la figura 2, este muro une el muro
AB con el 2, mide, por tanto, 2,60 m. permaneciendo oculto su paramen
(9) A. GARCIA Y BBLLLOO: " ~Un =plo romano llf'Clico m Volencis?". Archl"' &pañol de Arqucolo¡!l1, XX. M•drld, 1947. p!tg. 149.
-
186-
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11
to oriental. El opuesto es plenamente visible; está formado por trozos de
pavimento arrancados del complejo 8, y rocas sin escuadrar; todo mal
asentado con tierra y nódulos de cal recogidos al extraer los pavimentos
El grosor de los muros AB, AD, 1 y 2 es de 0,60 m.
TECH ICAS EMPLEADAS EH LA CDHSTRUCCIDH DE ESTOS MUROS
Como hemos podido apreciar, hay dos clases de técnicas empleada~
Una con las paredes bien tendidas a soga, procurando que en todas las
esquinas una fuerte y bien labrada caliza monolltica preserve y garantice
la duración del monumento. Asimosmo, e. blanco mortero traba con
l
fuerza las calizas, resultando de buena factura esta mamposterfa. Estos
muros son los que van en negro en la planta de la fig. 2, señalando, aso
mismo, las partes hoy visibles. También pertenecen a esta factura las
tumbas 1, 11 y 111, halladas en las excavaciones de 1949.
La otra técnica está empleada sólo en los muros interiores 3 y 6 jun
to con lo tapiado del portón señalado sobre el muro 1 Como ya quedó
advertido, en su fabricación fueron empleados materiales de suma pobreza; no fueron tendidos a soga, resultando el 6 visiblemente abomba do Trozos de pavimento, rocas amorfas y tierra, han dado paredes de
poca consistencia, derrumbándose con suma facilidad sin ayuda de he·
rramientas.
LA PLANTA DE PLA Y CABRERA
Reproducida por Chabret y luego por Garcia y Bellido, queda identificada con bastal'lte precisión en este nuevo trazado. El saguntino Cha·
hret visitaría con frecuencia estas zonas dada su proximidad a Sagunt?.
Si reprodujo, pues, la planta de Pla y Cabrera es porque la daba por bas
tante buena. Alcina Franch nos dice que antes de efectuarse "xcavación
alguna el terreno era un pedregal, aflorando sólo unos trozo; de muro
en la zona norte de estas ruinas. Tenemos, pues, unos visobles muros e1
esta parte superior, estando el resto cubierto por pedregal; en el cono
de deyección habría elementos arquitectónicos que, al Igual que hoy, harían aquel punto más llamativo. Entonces verian con claridad el muro
AB y parte, quizá, del arrasado muro BC hasta el sillar. Además, Pla y
Cabrera reali:z:6 excavaciones. En el muro 1 ya vieron su puerta de comunicación entre lo que creyeron cámara secreta y una nave later<>l del santuario. En el muro AD aflorarían los dos sillares que nos marcan una
puerta, y algo advertirían también, por medio de alguna cata, de la es·
calera de este lado, que en 1949 dejóse sin excavar. Todos estos dato;
les fueron suficientes para trazar todo el complejo que puede verse en
-
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ll
la mencionada Geografía General del Reino de Valencia (pág 745). en la
que el Sr Sarthou anota. « •.. nos dio el mencionado cronista saguntino
(Chabret) el sigurente croquis y descripción: ceA, vestigio de la escahna·
la que daba acceso al templo por su puerta principal y a su vestíbulo
(pronaos), así también como en B está en pie el muro que dividía el san·
tuario (celia) de la cámara secreta (aditum), con sus dos entradas en los
extremos. En el costado C se ve un pavimento de hormigón de ladrillo
que tenia 50 pasos de longrtud en tiempo del Príncipe Plo, donde aparecieron, al tiempo de verificarse las excavaciones, cinco pedestales d~
mármol azul saguntino, con sepulcrales inscripciones (aunque aparecre·
ron vestigios de haber sido ocho), colocadas paralelamente según rndic1
la figura adjunta" (fig. 3) 110)
8
;-····!
:·············i
'• ,-·-······
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loo
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--- -- ---- -Fi¡¡. 3.-Piano
~<'aún
O.abret.
Más dificil es ya la interpretación de este pavimento de 50 pasos de
longitud. Quizá, como apunta el Dr. Alcina, esta plataforma ~61o puede
estar a los pies de la escalera OX, sitio en el que hay una extensa superficie semihorizontal. Al situar los viejos cronistas este pavrmento de
50 pasos junto al monumento, en su cara sur, hipotéticamente c.abria esta
solución. Antes de efectuarse las excavaciones C
vi mento señalado por la linea X · Y y el saliente J ... " (11) Esto podrr;1
(10) Hay que advenir que d limite dd pavimento roto C. 1unto con la ot•cotaeión,
es decir, lo uuado con JUionos, aparece en la plant:l del estudio dd doctor Aldna, pero
no en la de Sanhou; pero por haber •ido amb., na.zadu por Olabrrt u por Jo que
están pRS
(11) ALCINA FRANCH: Op. cit. noto 3.
-188-
[page-n-189]
13
ser también lo que vieron en e l lado sur del monumento Pla y Cabrer,,
junto con Chabret; puesto que también en su planta aparece rota la zo·
nil más meridional de este pavimento, debido al considerabl<> desnivel
que sufre la ladera por esta parte. Luego apreciamos en su planta, ;;1
Oeste del pavimento, cuatro pequeños cuadrados colocados simétricamen
te e iguales, pero con puntos; los vemos en el lado Este. Esto5 dos pun ·
tos pudieron ser los probables pedestales (letras M y M ' de nuestra plan
ta). pues en M , se aprecia aún hoy esta estructura, moentras que en M '
h;; desaparecido, por lo que en la planta de Chabret se trazó por puntos
Esta p lataforma sólo tiene sentido si se terraplenó aquella zona. Sobre
este pavimento estarían las lápidas que encontraron los descub1idores del
monumento Este terraplenado podría ser el que deshizo a fine; del s1gl.,
XIX Vicente Melchor y Polo, pues Alcina nos dice en su estudio: «Este
rico propietario de aquellas tierras para hacer sus huertos de naran¡o>
junto a los estanques extrajo toda la tierra de la falda merklional del
montecillo, encontrando sepulturas, sillares, etc. ~> .
La únoca orientación equivocada parece ser la que trazó L Cebrián
v fue debido con probabilidad a que vería la escalinata que subía por la
rampa de la falda é.ste, ya que nos d •ce: u la escalinata miraba al mar»,
por lo que invirtió toda la planta ( 12)
LOS ENTERRAMIENTOS
Fueron encontrados en las excavaciones realizadas en 1949. Se local•·
zaron al Noroeste de la sala interior del monumento Aún pu~den verse
las estructuras de las tumbas 11 y 111 (Lám. 11, 2). Por el tipo de mate
riales empleados en su construcción y lo apuntado por el Dr. Alcina, no
cabe duda que son de la primera época del monumento. Lo que llama
fuertemente la atención es la carencia total de ajuar funerario en su tn·
terior, cosa más extraña si se tiene en cuenta la gran riqueza del mau·
soleo.
Al ser estudiadas las fosas en 1949, pese a que se hallaron cubiertas
por gran cantodad de tierra y piedras, la tumba 1 estaba cubierta con do~
losas «que no cerraban sino una parte de la tumba». La 11 tenia en la
parte central de la cubierta «una zona del cemento rota>L Limpiada est11
zona quedó al descubierto una gran losa con un pequeño agujf'ro (¿para
ofrendas>). La entrada a esta tumba era por su cara Oeste. El esqueleto
(12) Fuenc apoyo o oodu C$UIS sc:mejanus de lo planra cbda por los vitjOl crOJiliou,
o:s lo cncútil1lll colocación de lo pequcl\a pue.rta que OlabRr da en B, oporedendo m lA rcalicbd 1 oó1o 37 an. del muro 2.
y 111 nuo:smo
-
189 -
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14
N. AUISAOO
tenía la parte craneana al Oeste y pies al Este. El Dr. Alcina apunta al
respecto que « des superiores se hallaban algo removidas; producto, sin duda, de haber
Intentado averiguar algo por medio de un palo o bastón por el mencio
nado agujero• (13) , diciendo a continuación que la entrada estaba in·
tacta.
Dado que la losa que la cubre tiene un ancho de 1,30 m., un largo
de 1,82 m. y un grueso de O, 16 m., con un pequeño agujero hacia su
centro, es muy d ificil que, con un palo, pudier<~ llegarse hast.1 el lugar
junto a la entrada dond;! estaba la parte superior del enterramiento, que
era la única zona removida. La sepu ltura 111 se hal ló intacta.
Son muy pocos los datos apuntados para inclinarse en favor o en con ·
tra de la hipótesis de una posible violación de las tumbas, en epoca im·
precisa, por gentes que pretendiesen apoderarse del ajuar en ellas contenido.
FINALIDAD DEL MONUMENTO
La más segura parece la apuntada por el Dr. Alcina, o sea, que se
trata de un mausoleo o construcción funeraria de época romana impre·
cisa, en cuyo caso habría de incluirse en lo que Mélída (14) califica de
«Mausoleos en forma de Templo o Templo-Tumbas» que, segúr> este au·
tor, sólo se han encont rado en Villajoyosa, Sagunto, Sádaba, Fabara, Vi la·
rnodona, Manresa y Corbins, a cuya breve lista podría añadirse ¡¡hora este
de «Eis Estanys" de Almenara.
Pero lo único que puede asegurarse de todo este conjunto arqultec·
tónico, mientras no se realicen más excavaciones, es que hasta el Me·
dioevo llegaron unos restos arquitectóntcos de época romana, probilble·
mente tardía, que fueron habitados de nuevo. La zona Este, correspondiente al muro BC, debió encontrarse ya bastante deteriorada; cerr6se
la pequeña puerta del muro y se levantó también, sirviéndose de las
ruinas que había en la cima (complejo 8), la pared 6; y probablemente
se abrió la puerta delantera del muro 2, si es que no lo estabil ya Con
ello se dispuso de una habitación con acceso por esta puerta. Exterior·
mente a esta habitación hizose otro muro, el 3, que pudo haber soste·
nido un cobertizo junto con el 4 .
La habitabilidad de estos complejos arquitectónicos del cerrillo debieron ser tan intensos o más que en época romana. Ello nos lo asegura
(13) ALCJNA FRANCH: O p. cit. nota 3, p6¡. 117.
(14) J, R. MI!LIDA : "El an~ en Es~ duraote. Ja ~pocn roman•", en füstot~ do
Blpath diri¡¡ida por don R. Menéndoz Pidal, vol. II. Madrid, 193S, P's· 649.
-190 -
[page-n-191]
IS
la gran cantidad de cerámicas medjevales que cubren todo el cerro, haciendo prácticamente inexistentes las de culturas anteriores, aflorando
sólo éstas a los pies de la ladera del Mediodía. Pudo también construirse
entonces la puerta lateral del muro AD.
EL TEMPLO DE VENUS
Esta zona es Ideal para que se levantase en ella un pequeño templo.
Las viejas calzadas indígenas, el gran manantial de aguas dulces que man·
tienen las lagunas a muy crecido nivel, la proximidad a Sagunto y el fragmento del texto de Po)ibio, parecen confirmarlo.
A la distancia citada por Polibio, equivocase o no ésta en dos o tres
H l6metros, no existe otro campamento militar, y menos que ofrezca las
ventajas del que se encuentra en la montaña del Cid. Desde su címa dominase espléndidamente la ciudad de Sagunto y corta toda comunicación al dominar la vieja calzada de la costa que, entre "les Forques» y
«el Duc», por el camino llamado «deis Olmefs», llegaba a la acrópolis
sitiada. El texto díce ; «Escogieron un lugar rnuy bien situado». La estrategia que ofrece dicha montaña por lo anteriormente apuntado y para
recibir recursos de la flota «que iba costeando con ellos» es, pues, innegable. En caso de que nunca hubiese existido un puerto en «Eis Estanys»,
el texto de Polibio nos habla bien claro de que era un lugar muy estratégico para acampar cercano a la costa. No existe, pues, otro punto más
apropiado con todo lo dicho, que «el Cid», donde aún hoy se hal lan las
ruinas de un campamento militar aprovechado a lo largo de toda la histeria, incluso hasta nuestra guerra de liberación ( 15). Por tanto tenemos
que aceptar que rnuy cercano a este punto levanl'óse un templo dedicado
a Afrodita; pero exactamente ¿dónde? Quizá sería más razonable buscarlos en los puntos cercanos, por donde las dos viejas calzadas (la que
pasa entre el «Duc» y «les Forques» y la que lo hace entre la «Monta·
nya Blanca» y «Eis Estanys») cortan esta cadena montañosa de Almenara. Si nos fijamos en la planta del monumento A veremos que su orientación no termina de ser la clásica de planta cristiana; y sin embargo, si
se tuvo el cuidado de que su cara frontal mirase a la calzada romana
(15) El pedmcuo de su mutlllla míde 1.262 m., teniendo forma trapezoidal con 18
torres, vi&ldose inttrionncnn: nOoror por doquier tesros de patedon~ .Entre el murallón
do Levante y el de Poniente se extiende un.1 mecllarul vaguada abiertD al Mediodla, llaDll!da hoy ''R.aeó Rumbero", existiendo en ól dlminu10s fragmento• de cer:lmic:a Ibérica_
En las cla{as señnles de excavación que existen J;Obre la loma de Levanre, a 37 m. del
murallón Sur y a 24 m. del muraU6n ll."c, c:n el interior de l1llll habitación, aparederon
un~ valva de pecten y un pequeño íragmemo de ccr:única gris. Bs posible que_., como afirma
el doctor Alcina, se bllllnran cerámicas medievales, pues al igual que QCUITC en el =ro
de "E.Is Estanys'', éstas se cncuennan en otros puntos de estos montes de Almc.na:m, m~
matcri.Jlles y restos de constt.ucdoncs muy primitivos..-
191-
[page-n-192]
16
que, entre este montecillo y la cMontanya Blanc.l», pasa (16) Los mor·
teros que traban las paredes y el pavimento interior parecen iguales a los
del complejo B y C, aunque es difícil juzgar sólo c:de visu» unos mate·
riales que en todo tiempo se han hecho igual. La pla"lta pudo haberse
modificado acoplándola a las exigencias de otra religión Pero parece ser
que la tradición no nos ha dejado el nombre del santo al que se dedicó
la ermita en esta montaña. Si, a lo que se asegura por su planta, es tan
sólo la de un santuario cristiano, cuando éste se construyó es porque
arrastraba la tradición que en aquella zona hubo un lugar conS
remotos tiempos, por el pueblo indígena.
e
Els Estanys
ALMENARA (Castellón)
Zona dr enterramltmlos
EtrttrrDmiMto rt!l
Enttrrami•nto tfl
Oumonl• re-dente-
o
Fia. 4.-Deulk de 1.> :oona • dd pl•n<> de b tia. t.
NUEVOS ENTERRAMIENTOS
Hace tan sólo cuatro años, unos campos de viejos algarrobos, s•tua
dos a ambos lados del camino de la Tallola (fig. 1, 10), se tral"sformaron
en naranjales. El tractor arrancó gran cantidad de enterramientos, de to·
das las formas y clases; pero el informante, don Gregorio Soro, sólo recordaba que salian, entre los esqueletos, hierros casi deshechos. Los en·
terramientos estaban cubiertos por una losa plana, Examinando detenida
mente el corte del reciente desmonte hecho delante del retilo (fig 1,
punto 4 y fig 4). hallé tres nuevos enterramientos
Clnc:u
en el punto más alto de estA cahnda. Su ancho no sobrepasa los tres metros. llo
este punto y en una lon¡itud de 10 m. pueden verse las fuertes sdinlcs de lu ruedas de
!os carros l'OIIIAI>O$, despstc compsrable al exiltorue a ambos lados del puente romauo
d< SAnra Quit:ttia (Almuora), y al del MCamJ d• la Costa", al pie del Molin.U, entre este
n:onte y d momlculo del despoblado ibúico de "La FotQU6" (Borriol).
(16)
~precia
-
192-
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LAS RUINAS O!
«m.s
ISTANYS"
17
EMTERRAMIENTO 1
Se halla a 7'90 m. de la esquina Oeste del retiro y a 4'50 en ángulo
recto de un viejo algarrobo. Los tres enterramientos presentan parecidas
características: se hallan a 0'60 m. de profundidad y una losa irregular
de 0'40 m. de ancho por 0'06 m. de grueso cubre la sepulturil. Las tres
sepulturas habían sido cortadas perpendicularmente, quedando parte de
la osamenta al exterior. Las osamentas distaban de las losas que cerraban
las fosa~, 0'25 m.
Del enterramiento 1 se descubría la parte superior de las tibias con
sus respectivos peronés (Lám. 111 4). SÓlamente aparecieron dos frag·
mentos cerámicos; e l mayor, de 8 mm. de grosor, está hecho a mano,
siendo su interior negro y su desgrasante finísima arenilla, y su super·
ficle exterior de color siena oscuro con manchas negruzcas, habiéndose
conseguido una cerámica resistente por la cocción y uniformidad de la
pasta. El otro fragmento no llega a tener los 3 cm. en su lado mayor, es
de color siena claro tanto interior como exteriormente, de buena elabo·
ración y hecho a torno.
Estos fragmentos serían de sumo interés para la cronología del ente·
rramiento si se hubiesen encontrado más enteros y formando parte de él;
pero por ser a111bos de diferente cultura y tan pequeños, es probable que
se encontrasen allí cuando se cavó la fosa, por lo que su único valor pue·
de ser el de que el enterramiento sea posterior a estas cerámicas. El frag·
mento mayor parece emparentar más con el Hierro 1 que con el Bronce;
el menor es de factura ibéríca.
ENTERRAMIENTO 2
Se hal la a la derecha del anterior, a sólo 2'50 m. La losa que lo cubre
tiene 40 cm. de ancho por 5 de grueso, habiendo desaparecido total·
mente la parte superior de la fosa . Tanto en esta tumba como en la an·
terior, el cadáver estaba en decúbito supino, con dirección SO -NE. Tras
las fuertes lluvias del mes de octubre, esta sepultura aparecró fuerte ·
mente descarnada por el agua, sobresaliendo del corte vertical del des·
monte parte de los huesos del tronco, que desca11saban robre un pavimento llano de menudos cantos; también lateralmente veíanse piedras
de regular tamaño que parecían trabadas con mortero, formandc:- pared.
ENTERRAMIENTO 3
Se halla a la derecha del anterior. La losa que lo cubría era de ro•
de no.
-193-
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18
11. M.ESADO
Estos enterram ientos de inhumación, al parecer sin ajuar, tal vez pu dieran refe rirse a baja época romana o incluso medieval.
t< ELS ESTANYS»
<~De la raiz oriental del ú ltimo cerro salen muchas aguas, que forman
tres estanques con comunicación sensible: todos tres desaguan en el azarbe que sigue hasta e l mar, llevando en tiempos regulares de 7 a 8 muelas
de, agua. Desde los estanques hasta e l mar se extienden los marjales
inútiles donde crecen carrizos, eneas y otras plantas ... » . Esta descripción
nos Ja daba Cavanilles entre 1795 y 1797 ( 171 y, como se ve, nada ha
cambiado en los 170 años transcurridos.
De los tres estanques el mayor, que es el central, nace al pie de la
ladera oriental del montículo de «Eis Estanys»; también se le conoce con
el nombre de estanque de los cisnes. Bordeándolo existen construcciones
de mampostería y en el centro una torre normalmente cubierta por las
aguas. Del interior de este estanque se han sacado diversos materiales
arqueológicos ( 18) .
Estos estanques desaguan en el mar por un canal llamado «El Bras»,
en distintos puntos del cual se han encontrado restos de sillería ( 19).
HALLAZGOS VARIOS
PIEDRAS LABRADAS
Muchas debió contener e l monumento. Quizá alguna no lo fuese de
este punto, pudiendo haber pertenecido, como ya advertimos, al complejo B o incluso a alguna de las construcciones ubicadas en lo que hoy son
naranjales al pie meridiona l del cerro, pero no cabe duda que las que revelan riqueza arquitectónica pertenecieron a lo que venia llamándose
Templo de Venus.
Aquí reseñaremos las que siendo de interés para este complejo C, no
fueron citadas en 1949.
Junto al retiro (fig. 41 que a los pie~ de este
montículo existe, se hallaba una pieza de mármoJ blanco (Lám. 111, 3) c.llínPiesa de Mármol. -
(17) A_ J. CAVANlLLES: "Observaciones sobre la Historia Nntuml, Goografla, Agricl!lrum, población y !rutas dellleyno de Valencin". Madrid, 1795.
(18) G. MARTIN: ''El problema de las la~unas de Almenan~. Actas del Ill Congreso lnternacioru¡J de At"queologla Sublllllrina (Barcelona, 1961) (en prenso).
(19) M. CUECO ADRIAN: "Los In$ puenos de Sa¡¡unto". Valcncin Atracción nllmero 300. Valcnci~, 1960.
-
194-
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LAS RUINAS DB
um.s
ESTANVs''
19
drica, con una altura de 0,56 m. y su diámetro máximo 0,40 m. Del anillo basal arranca en suave apófige, el cuerpo. En su cara supc:>rior tiene
labrada una concavidad ovoide de 0,26 m. de hondo. En su base una li gera perforación de 0,06 m. contiene restos de mortero blanco que ser\
Pilastras estríadas.-Ya se tenia noticia t:l.e la exis.tenci,3 de piedras
procedentes de este monumento. En los reciehl"es desmontes, .:1
los pies de la ladera meridional, fueron halladas más de ocho piedras
igua les estriadas en una sola cara y que fueron empleadas, fraccionándolas, para las paredes de los bancales. Actualmente existen solaMente dos
Una se encuentra a 1,50 m. de la escalera OX, en su lado Oeste (lám. IV.
3) y la otra (Lám. IV, 2) en los corra les de don Joaquín Peris Fuentes,
en Burriana. Ambas son iguales; esta segunda es la jamba basal izquierda
de una puerta, siendo la derecha la que se halla en el cerro. Tienen cinco
estrías en su cara principal rematadas en dos baquetas separadas por
sencilla greca. Ambas miden, en su cara moldurada, 0,33 m. por 0,60 de
altura, y en su cara lateral lisa, un metro; la otra cara lateral presenta
dos planos con una separación de 0,13 m., teniendo el plano superior,
que es el más distante al moldurado, 0,62 m., arrancando de él el muro.
En la base presentan dos perforaciones para las grapas de sujP.d6n.
Por el lugar que ocupa la pieza caída, junto a la escalera OX, es lógico suponer fueran de la puerta principal del muro DC.
~striadas
Basa. - Se encuentra a unos 100 m. de la estación del ferrocarril,
junto a la esquina del almacén que hay al lado derecho de) camino lla mado «Tallola» o «Colomer», que conduce a «Eis Estanys». Es de caliza
azul, de 0,37 m. de altura por 0,30 de diámetro.
Fu s t e.-Lumiares habla de varios fragmentos de fuste de columl"a
en la torre vigía que en 1801 destruyeron los ingleses en la <.osta, sólo
hl' visto un trozo que mide 0,53 m. de longitud y 0,30 m. de diámetro,
a unos 100 m. del retiro en el caminillo que une dicho retiro con el camino de la «Tallola».
Cornisa.- Como hemos visto al tratar del muro AD, se aprove ·
chó una cornisa para basamento de jarnba. La parte moldurada tiene perfil de S, ocupando la porción cóncava la parte superior. Perteneció al entablamento del edificio (lám. 111, 4).
Estas pocas piezas y las nombradas por Cabrera, Ribelles, Cebrián,
Lumiares, etc., son suficientes para deducir la riqueza arquitectónica quo!
poseería el monumento.
-
195-
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zo
N. MESADO
METAL
H i e rr o.- Encontré tirada, junto a la prez.a de mármol, parte de
una posible talcata ibérica (Um. 111, 2) . Debe proceder del recrente desmonte (frg. '1). en el que se encuentran los tres enterramientos, y donde se tiraron las piedra3 y objetos procedentes de las tierras extraídas.
Abundan los troz.os de tejas romanas, algún sillar y fragmentos de bóveda
craneana. A la falcata le falta el extremo de la hoja y la part\l inferior
del mango; en lo que queda de éste se conserva un roblón para sujetar
la cacha El troz.o conservado mide 0,28 m. y el espesor de su lomo unos
3 mm. Debe proceder de algún enterramiento ibérico.
Mo n e d ¡r s.-Según noticia facilitada por don Joaquln lapuert.:J, hace unos meses, unos chiquillos le mostraron dos monedas romanas, repu·
blicanas, que habían aparecrdo, le dijeron, en unos agujeros del monu·
mento C.
PEDERNAL
Recogí cuatro piezas de sílex blanco, posibles resto~ de las primeras
gentes que llegaron a «Eis Esta!f)'S>> (fig 5). las t, 2 y '1 son de igual
técnica, destacando la perfección de la media luna, con dorso curvo bise-
Fi¡¡. S.-Pic:ua de sücx.
lado. la pieza número 3 difiere de las anteriores, por su fuertP retoque.
más grosor y llevar ligera pátina brillante sobre los dientes, le que nos
habla de gentes conocedoras de la agricultura
..
..
Estas breves notas son bren poca cosa ante la riqueza arqueológrca
que contienen estos montes de Almenara. Con ellas sólo hemos pretendido llamar la atención sobre este núcleo arqueológico de primer orden
para que por los especialistas se salve lo más posible del mismo.
-
186 -
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l\1ESAD O. -Rulnns romnnn• clt• Almcnaru
I.AM . l.
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MESADO.-Ruinas romanas d e Almenara
IA~t.
11.
[page-n-199]
J\t t:SAOO~Rulnns
romanas
d~
Almenara
Ll\ l\1. 1JI .
Punto C
del
'Muro 8-C
-'
4
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l\1 ESA U O. -R ul n~s romn nus tic Almcnn rn
I,AJ\1. 1\'.
[page-n-201]
NORBERTO MESADO
(Burriana)
Breves notas sobre las ruinas romanas
de «Eis Estanys» (Almenara)
Las pequeñas elevaciones de Almenara forman una barrera natural ,
limitando la gran llanada de la Plana castellonense de los llanos de Sagunto, limite asimismo de las provincias de Castellón y Valencia.
Debido a que corta, casi en su totalidad, la vía costera, su riqueza
arqueológica es grande, viéndose aflorar, en diversos puntos de estos montlcu los, restos de los d iferentes pueblos que por ella transitaron.
Estas lomas solitarias, desmembradas de la bravía sierra de Espadán,
llevando la dirección NO.-SE., fenecen entre lagunajos y grandes almarjales, a tan sólo dos km. del Mediterráneo.
La Corona, el Monte del Castillo (punto más a lto de este pequ~ño
complejo, 178 m. de cota, a los pies del cual en su ladera de mediodla
se asienta el pueblo de Almenara). Les Forques, El Duc, El Cid, Montaña Blanca y los de Els Estanys, fonnan los principales puntos de esta barrera montañosa. Esta última loma, conocida hoy con el nombre de <
cuales pertenece. En el la están los restos de los cua les vamos a tratar y
que, aún hoy, se siguen llamando del «Templo de VenUS>¡ (2) .
Estas págmas hubiesen sido imposibles sin la gran recopi lación de no
(1) T. ROJG BAT~: uAlmc:nara en el siglo XVI". Bolctln de la Sociedad
O.srclloru:ose de Cultura, UI. Casrellón, 1922, p6g. 282.
(2) J. SANCHEZ ADELL: "Guía de la Provincia de Casteli6rJ':. VIUaneal, 1965.
18
1'77 -
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2
N. MRSAOO
tas y bibliografía efectuada por el Dr. Alcina Franch, cuando en 1949
estud•ó estas ruinas, publicando un •nteresante trabajo (3)
Durante estos 16 años transcurridos no se ha vuelto a tratar de ellas
En el verano de 1965, efectué una nueva revisión del monumento, consecuencia de la cual son estas notas, cuya finalidad es lü misma que la
apuntada por el Dr. Alcina hacer ver que es Indispensable una total y
exhaustiva excavación de estos mteresantes restos arquitectónicos.
Descubiertas las ruinas por Pla y Cabrera en la primavera de 1799 y
tras los continuos saqueos de campesinos y curiosos, el monumento había llegado hasta 1949 sin apenas excavación científica alguna. Fue en
esta fecha cuando el Dr. Alcina, del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia, con los permisos correspondientes y una reducidísima subvención económica, llevó a cabo las únicas excavaciones científicas que hasta el presente se han efectuado, realizando el estudio de la
planta del monumento C. Pero a cnusa del estado en que ~:;taban las
capas de tierra fue imposible fijar una estratigrafía segurn, pues se encontró todo en franco revoltijo y repleto de cerámicas med:evales. El
hallazgo de tres sepulturas en el lado oriental del monumento indujo a su
excavador a opinar que pudiera tratarse de un mausoleo romano de época
•mprecisa.
En su estud10 separa tres puntos de rumas (fig 1) . las que lfama
•:estructura A», sita en e l punto más e levado de la loma, hacia el Oeste;
«estructura B» hacia el Este y el «Monumento C», en la falda merídio·
nal, a tan sólo 1O m. de la estructura anterior, objeto de su estudio en
mayo de 1949 y objeto hoy de estas breves notas.
NOTAS DE PRINCIPIOS DE SIGLO RELATIVAS AL MONUMENTO
Desde que fueron descubiertas las ruinas por Pla y Cabrera a fines
del s XVIII hasta finales del XIX, trataron de ellas diferentes cronistas,
con más o menos fortuna, atribuyéndolas al Templo de Venus Afrodita,
citado por Polib1o, cercano a Sagunto (4). De tiempos Inmemoriales las
calizas de estas ruinas eran aprovechadas para muy diferentes construcciones norias, alquerías, torres, etc. Tanto es asi que al princ1piar nuestro siglo, las diferentes personas que las estudian o nombran, ya no en-
( 3) J. ALCINA FRANOJ: "Lao ruinu romanat de Almc:mno". Boleún de la Soc.cdad Castdlonense de Culmn, XXVI. Castdlón, 1950, pAg. 92.
(4) "Después de intimidar a bs mñus IMricas que hobitaban JUDlo al paso dcl río
lkgaron o b ciudad de Sagun1o y acam.,oron a la distancio de unot ~nra etllldios
e
-
178 -
[page-n-179]
LAS RUINAS DE. nRLS BSTANYSH
3
cuentran el lugar exacto de la planta que anteriormente habían trazado
los cronistas. Veamos, en prueba de ello. unas notas tomadas del señor
Sarthou Carreres (5}, que al mismo tiempo nos mostrarán con bastante
o o
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Fig, 1.-Plllno de In zom de ''Eis l!stanys".
l.-Estructura A.
J'l.
3.-EI monumento C.
2.-I!SUUCl\101
4.-E.nterra.mitOIOS.
S.-Hc¡rno ccr4mico.
6.-Cab:ada.
].-Carretera.
8.-Cantera.
9.-Eis Es11mys.
10.-Campos de E. Rodrigo.
precisión el estado de estas ruinas en 1923: «Según testimonio del doctor
Bautista Figols, cura de Almenara, toda la cantería de la Torre del Mar
que volaron los ingleses en 1801 (fabricada según decian en el reinado
d;- Carlos V), se transportó de aquel monte, igualmente que toda la obra
(5) C. SARTHOU CARRERES: "Provincia de CasteUón". Geognúla G Reino de Valencin. Dlll'Cclono, s. a., pág. 74S.
-
1'79-
[page-n-180]
nueva d.e la capilla del convento de Almenara, en cuya plaza ~e colocó
una de las grandes bases de columnas traidas de aquel sitio para poner
una cruz; fue tanta la piedra azul labrada transportada de aquel monte
del templo, que ocupaban toda la plaza muchas poedras atallarttadas con
el más perfecto pulimento))
Decíase esto en 1818, pero sig los antes ya habial"' principiado esta
enorme sustracción de los sillares procedentes de «Eis Estanys», pues la
hoy arrasada torre que llamóse Bivalcadim, situada junto a la puerta pri,, copal del castillo para su defensa, todavía conserva parte de las calizas
que interiormente la revestían y que, junto a otras muchas que se ven
por toda la arruinada fábrica del castillo, destacando su buena labra y
azul saguntino de la rojiza coloración de las murallas, son de ractura ro
milna. Entre este material debieron hallarse algunas lápidas con inscrip·
ciones (6).
Sarthou Carreres dice del Templo de Venus: «Sobre la planicie de
una colina de JO pies de elevación por 60 m. de extensión, ~obresalen
los restos del templo, en los que los citados Pío de Saboya, Ch;.bret, Ce·
brián y otros, han apreciado importantes detalles, y nosotros sólo hemos
podido ver el pequeño trozo de muro de argamasa de un m. de altura
que representa el adjunto grabado, un capitel de piedra greco-romano,
piedras esparcidas por la meseta y restos de una escalinata, encarados al
sur.. . PI a y Cabrera vio cinco pedestales de columna en pie, con inscrip·
clones sepulcra les en cuatro de ellos. Y mi difunto tío (Chabret) . .. , a
finales del pasado s iglo, ya vio tan sólo restos de tres pedestales y parte
del pavimento. Hoy ya ni eso... ».
En la misma Geografia, Huguet Segarra escribe: «lo que hoy apare·
ce en estos lugares, sobre el suelo, a la vista de cuantos por ellos pasen,
no es más que un capitel dóriczo, que no acusa gran pureza de estilo, y
algunos paredones, escalinatas y cimientos de mampostería, completándose estos escasos restos romanos con otros insignificantes fragmento~
recogidos por la Comisión de Monumentos, que se conservan en el Mu·
seo Provincial» (7).
El Sr. Sarthou, en las páginas 200 y 743, nos muestra dos interesan
(6) P. PITA : "L~pidu ob Tomgooa". Boletln de la Rt:~l Academia de la Historia, l.XJV, cuaderno U. Madrid,
1914, ~- 193.
O. FU!TCHER y 1. ALCACER: • Avance a una arqueolo¡ía romana de la Ptovincia
de CasteUón". Boletín dr la S«iecbd Casltlkmcntc de Cultura, XXXI. CasteUón, 195S,
p4~~o 331 y os., en donde se reproducen las nums. 3.973 o 3.983 y 6.0S4 a 6.061 (la 3.m/
6.0S4, hoy en Sngunto, y la 6.0S7, boy en Barttlona).
(7) R. HUGUET SEGARRA: "Reseña hitt6tlca del detenvolvlmienoo cullural anls·
1ico". Geografia General del R.c:íno de Valencia, tomo de la Provincia de Cottell6n. Bar·
cdono, s. a., pj¡. 201.
-180 -
[page-n-181]
LAS RUINAS De "SLS ESTA~""\'s''
S
tes fotografías en cuyos pies leemos. <
de la página 743, estas ruinas están sobre la loma, o sea, en el complejo
13 y no en la ladera del Mediodía, que es, en realidad, donde se encuen·
tran las ruinas que se suponían del Templo de Venus.
También Roig Bataller (8) apunta : « ...en cuya cúspide aprécianse la~
ruinas del antiguo Templo de Venus Afrodita».
Vemos, pues, cómo a principios de nuestro siglo el monumento C de ·
bf<: estar ya, «convertido en un gran pedregah>, según expresión del doctor Alcina, habiendo pasado su atribución a .las ruinas más visibles sobre
la loma oriental, es decir, el complejo B, que seguramente en un princi·
pio tuvo también su riqueza arquitectónica, pues no se explica que tan
gran cantidad de sillares hubiesen pertenecido únicamente al monumento C. En .la figura de la pág. 200 de la obra de Sarthou. observamos cai·
da una rota base de clásico perfil con el arranque de su estriado fuste y
hacia la derecha restos de muros que parecen conserven sillares, hallán·
dose, en el centro de la plancha, el descarnado muñón de mampostería
de la página 743
Con todo ello podemos apuntar:
l .-Que es indispensable una sistemática excavación del complejo B.
2.-Que el monumento C volvió a permanecer ignorado hasta su redescubrimiento por el Dr. Alcina en 1949.
EL MONUMENTO
PROBABLES ACCESOS
Parece que había cuatro accesos (fig. 2):
Uno (punto e-f del muro AD), según su excavador constaba de un
pavimento y dos peldaños para franquear la puerta por la cara Oeste, la
que no pudo estudiar bien por acabárse le la consignación. Hoy está cu·
bierto de nuevo.
Otra escalinata en el lado sur, que parece la cara frontal del monumento, de la que se aprecia en una longitud de 4,50 m. entre los puntos
O y X, habiendo en éste dos pequeños sillares .~e co)or pardo, distantes
entre si 1,80 m . La escalera parece que tuerza en O haci;l el Oeste. Esta
(8)
ROIG BATALLI!R: Op. cit. nota l.
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181-
[page-n-182]
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2.-Plano de b CollSUUCdón C.
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[page-n-183]
7
cara del monumento mira hacia unos campos que al ser roturados han
p roporcionado paredones, huesos, si llares, etc.
Posiblemente hubo otro acceso en la zona Este, pues se advierte una
rampa natural que lleva a los pies del cerro, donde hace unos 30 años
todavía manaba una fuente y empieza la Jaguna mayor Según don Joaqu[n Lapuerta, existían, antes de ser deshechos por la cantera, unos escalones al pie mismo de la rampa, lo que es factible, pues nótanse pegotes de mortero en los puntos más aJtos de ésta, a pocos pasos del muro BC.
La estructura C dista 1O m. de la B Entre ambas aflora la ca liza de l
monte, sobre la que se aprecian pegotes de argamasa rojizo-vinosa, distantes 7 m. del muro H de la planta C. Alcina cree este muro probable
contrafuerte, aunque sólo lo exploró superficialmente. Junto a este posible arranque de muro, a una distancia de 1'45 m. hacia el Oeste, encuéntrase o tro arranque - letra G de nuestra planta- que lo hace paralelo a l anterior, naciendo de l mismo muro AB como un mediano sillarejo «in situ» (Lám. IV, 1). Ambos llevan la d irección ascendente hacia
la estructura B, pasando sobre los pegotes de mortero señalados. El esca~o desn ivel entre las dos plantas, 1'70 m. aproxrmadamente, y el ser los
dos complejos de la misma época, hacen de interés la hipótesis de que
hubiese habido en este punto una comunicación entre los complejos C
y B.
LA PLANTA
D~L
MONUMENTO C
El Dr. Alclna presenta en su citado estudio una planta que llama mo·
numento C, falta de unidad en su z.ona Sur y Este. Guiado por esta ano·
malla, hice minuciosas observaciones, viendo con clarldad que debiera
terminarse de excavar aquellos puntos de capital interés que con seguridad nos darlan mayor lu:t a l respecto.
La nueva planta ( fig. 2). difiere bastante de la tra:tada en mayo de
1949. Ya apreCiamos en ella la que anteriormente halló Pla y Cabrera,
reproducida después por Chabret y Garcia y Bellido
Su forma es la de un perfecto paralelogramo, con dirección aproximada Este-Oeste, de 17,05 m. por 8,45 m., al que hay que añadir )os salientes M y M', éste desaparecido, y por tanto probable, que harían la
extensión total de las caras laterales de l 0,30 m.
Someramente damos unas notas de cada uno de los muros.
MURO A8
Este paredón presenta, por su parte Norte, en G y H, unos probable>
arranques de muro. En A, por ser esquina, existe «in situ» un fuerte si-183-
[page-n-184]
8
S. MI!SADO
llar Sin embargo, en el ángulo formado por este muro con el 1, sólo exos·
te una pequeña caliza de 0,43 m. de larga, por 0,30 de ancha y 0,15 de
alta, ocupando la misma posico6n que el sillarejo, del cual nace el muro
G. ¿Se trata de restos de dos contrafuertes? Ello afirmaría que este pun·
to no es una esquina del monumento. Por otro lado tenemos que para
que desciendan, a ¡partir del muro 1 hacia el se las curvas de nivel (Lámina l. 3) aún quedan por salvar 7,50 m. Realizada una pequeña lim·
pieza del terreno hacia 8, se comprueba que continúa el muro hecho de
los mismos materiales: calizas más o menos escuadradas asentadas sobre
mortero de yeso y arenillas. De la cara de poniente del sillar A hasta el
paramento de levante del muro 1 mide 12,65 m. y 4,40 desde este punto hasta el desaparecido sillar 8, dando una medida total de 17,OS m
MURO
ec
Testigo de este muro es el robusto sillar que queda en pie a 3,35 m.
de 8, sillar que, roto por su cima, aún aflora 0,80 m., siendo su ancho
de 0,45 m.; el resto de este muro nunca se excavó, pero limpiada una
pequeña zona se encontró en e, a una distancia de 5, 10 m. del sillar an·
tenor, restos del muro en cuestión, hecho también de piedras callzas
asentadas sobre la roca del monte, mediante idéntico mortero blanco (Lámina 111, 1)
MURO -'D
Este muro presenta a 2,65 m. del ángulo A una puerta que tiene de
luz 1,40 m Por el Sur, en M, un fuerte conglomerado dl' mortero blan·
co y medianas piedras, que debió estar revestido de sillares, lnterprétase
como machón o pedestal, debiendo haber existido a ambos lados del monumento (puntos M y M') . El sillar f de la puerta de est!l muro es más
largo y estrecho que el inferior o (Lám. 1, 4). teniendo éste, al igual que
el A, más consistencia y robustez. El A mide en su cara Oeste 0,53 m.;
el sillar e en su misma cara 0,48 m. y e l f sólo 0,30 m. A y e tienen, respectivamente, 0,53 y 0,55 m. de lado Sur y f 0,68 m. Ante esta ¡moma·
lía, limpiando la tierra que cubría f por su cara Norte. se comprobó se
trataba de una cornisa (Lám. 111, 4), lo que hace muy hipotética estil
puerta, por lo menos en la primera epoca del monumento
MURO DC
Fue ej más fuerte de todo el monumento, sirvoendo de contención <~1
terrapl~nado que interiormente se hizo para nivelar la planta, situado,
-
184 -
[page-n-185]
J
9
por tanto, donde se inicia un considerable desnivel, por lo quol es el ala
Jel monumento que más ha sufrido la acción devastadora del toempo. Estaba formado por enormes calizas de excelente factura, de las que ~
de a lta y 0,50 de ancha. Junto a ella, ya caída, vemos otra de dlmensio
nes y factura Iguales, que dt>bió encontrarse junto a la anterior ¡punteado
en la planta). no quedando ya más rastro de este muro DC.
MURO 1
Es un muro interior, arrancando perpendtcularmente del AB, a 11,52
m del sillar A. A 2,05 m de la cara externa del muro AB, se halla un.1
puerta (Lám. 11, 1) de 0,64 m de luz, detalle sólo advertido, al parecer,
por Pla y Cabrera y posteriormente por Chabret Este paso interior cons
ta de cuatro pequeñas calizas, dos a cada lado del portón, cortando per·
pendicUiormente la dirección del muro, asentadas sobre el mismo morte
ro blanr.o que traba toda la ptlmitlva fábrica del monumento, midiendo,
aproximadamente, 0,1 8 m. de grueso por 0,30 de largo, cada unu de ella;.
D•cho ncceso estaba cegado por una pared hecha de piedras vulgares
trabadas con tierra. Hay, pue~. una puerta que da paso a través del mu
ro 1 a lil que parece la cámara principal del monumento, hacíé11dolo por
encima de la tumba 11. Parece ser que en el ángulo formado por los mu
ros 1 y 2 no existe sillar, lo que hace suponer que uno de los dos se pro
longaba.
MURO 2
Presenta en su extremo Oeste dos grandes sillares bien trabajados
(Lám 1, 2), teniendo el inferior ta di rección del probable muro 4. Pudie·
ra ser que, en un principio, otro muro hubiese unido el 2 con el AB,
pues podemos apreciar pegot¡¡s del mortero blanco en estos grandes silla·
res por su cara que mira a AB, con lo cual se habrla formado una cámara
interior cerrada. Su excavador nos da una puerta en este muro 2, muy
probable por el principal lugar que ocupa, a 2,55 m. de la esquina Oeste
del muro. Pero en contra tenemos que es extraño que no se hallasen los
basamentos de las jambas oue, de haber existido, permanecerían, pues
es la zona más resguardada
MURO 3
Arranca perpendicularmente del 2, llevando la dirección Sur. Su cons
trucci6n difiere totalmente de los muros anteriores. Mide 3 m de largo,
24
186 -
[page-n-186]
JO
H. MESADO
presentando en su extremo losas calizas mal asentadas. Está levantado
con co~tras del viejo pavimento y roca.s recibidas con tierra. Su cara orien·
tal está aún oculta por las tierras.
MURO 4
Como hemos visto al tratar del Muro 2, el sillar Inferior de su esquina Oeste, lleva la dirección de este probable muro 4, quedando de él tan
sólo tres pequeñas piedras adheridas fuertemente al sillar con mortero
blanco (Lám.l, 2 letra P).
Aunque en la planta dada por Alcina vemos este muro con una Ion·
gitud de 2 m., lo más seguro es que ya debió encontrarse de<.aparecido
cuando lo excavó.
MURO S
También en la pl.:mta tratada durante las excavacrones de 1949 v~
mos que de la cara Este del sillar e del muro AD nace un paredón, tomando la dirección que sigue el muro 2, aunque un poco desplazado d:?
su linea recta, dándole una longitud de 2, 1O m. (según escala de la fig.
4 de !a publicación de dichas excavaciones); sin embargo este muro no
se dibuja cuando se levanta la sección de la planta por EF.
Examinado el sillar e apreciamos que tiene la cara de donde arranca
el supuesto muro completamente limpia de cualquier resto de cal, au.,
presentando esta cara bastante tosca. Por la superficie mteroor donde ~e
deslizaría el muro, está ya a ogual nivel o más que tendría en ia primera
época este monumento, no comprobándose el menor rastro de él
En el citado estudio del monumento no se mencionan medi-:las ni dis·
tanelas en los muros, teniendo que servirnos para ello de las gráficas. En
éstas, el muro 5 está a 3 m. del paramento interior del muro AB, cuando
ero la realidad está a 3,47 m. Con ello parece ser que se hilya querido
élproximar el imaginario muro 5 a la línea del 2 y formar asl el muro con
dos puertas que García Bellido (9) califica de <
vieron con tal confusión estas ruinas que no supieron ni oriemarlas.
~URO
6
Como vemos en la planta de la figura 2, este muro une el muro
AB con el 2, mide, por tanto, 2,60 m. permaneciendo oculto su paramen
(9) A. GARCIA Y BBLLLOO: " ~Un =plo romano llf'Clico m Volencis?". Archl"' &pañol de Arqucolo¡!l1, XX. M•drld, 1947. p!tg. 149.
-
186-
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11
to oriental. El opuesto es plenamente visible; está formado por trozos de
pavimento arrancados del complejo 8, y rocas sin escuadrar; todo mal
asentado con tierra y nódulos de cal recogidos al extraer los pavimentos
El grosor de los muros AB, AD, 1 y 2 es de 0,60 m.
TECH ICAS EMPLEADAS EH LA CDHSTRUCCIDH DE ESTOS MUROS
Como hemos podido apreciar, hay dos clases de técnicas empleada~
Una con las paredes bien tendidas a soga, procurando que en todas las
esquinas una fuerte y bien labrada caliza monolltica preserve y garantice
la duración del monumento. Asimosmo, e. blanco mortero traba con
l
fuerza las calizas, resultando de buena factura esta mamposterfa. Estos
muros son los que van en negro en la planta de la fig. 2, señalando, aso
mismo, las partes hoy visibles. También pertenecen a esta factura las
tumbas 1, 11 y 111, halladas en las excavaciones de 1949.
La otra técnica está empleada sólo en los muros interiores 3 y 6 jun
to con lo tapiado del portón señalado sobre el muro 1 Como ya quedó
advertido, en su fabricación fueron empleados materiales de suma pobreza; no fueron tendidos a soga, resultando el 6 visiblemente abomba do Trozos de pavimento, rocas amorfas y tierra, han dado paredes de
poca consistencia, derrumbándose con suma facilidad sin ayuda de he·
rramientas.
LA PLANTA DE PLA Y CABRERA
Reproducida por Chabret y luego por Garcia y Bellido, queda identificada con bastal'lte precisión en este nuevo trazado. El saguntino Cha·
hret visitaría con frecuencia estas zonas dada su proximidad a Sagunt?.
Si reprodujo, pues, la planta de Pla y Cabrera es porque la daba por bas
tante buena. Alcina Franch nos dice que antes de efectuarse "xcavación
alguna el terreno era un pedregal, aflorando sólo unos trozo; de muro
en la zona norte de estas ruinas. Tenemos, pues, unos visobles muros e1
esta parte superior, estando el resto cubierto por pedregal; en el cono
de deyección habría elementos arquitectónicos que, al Igual que hoy, harían aquel punto más llamativo. Entonces verian con claridad el muro
AB y parte, quizá, del arrasado muro BC hasta el sillar. Además, Pla y
Cabrera reali:z:6 excavaciones. En el muro 1 ya vieron su puerta de comunicación entre lo que creyeron cámara secreta y una nave later<>l del santuario. En el muro AD aflorarían los dos sillares que nos marcan una
puerta, y algo advertirían también, por medio de alguna cata, de la es·
calera de este lado, que en 1949 dejóse sin excavar. Todos estos dato;
les fueron suficientes para trazar todo el complejo que puede verse en
-
187-
[page-n-188]
ll
la mencionada Geografía General del Reino de Valencia (pág 745). en la
que el Sr Sarthou anota. « •.. nos dio el mencionado cronista saguntino
(Chabret) el sigurente croquis y descripción: ceA, vestigio de la escahna·
la que daba acceso al templo por su puerta principal y a su vestíbulo
(pronaos), así también como en B está en pie el muro que dividía el san·
tuario (celia) de la cámara secreta (aditum), con sus dos entradas en los
extremos. En el costado C se ve un pavimento de hormigón de ladrillo
que tenia 50 pasos de longrtud en tiempo del Príncipe Plo, donde aparecieron, al tiempo de verificarse las excavaciones, cinco pedestales d~
mármol azul saguntino, con sepulcrales inscripciones (aunque aparecre·
ron vestigios de haber sido ocho), colocadas paralelamente según rndic1
la figura adjunta" (fig. 3) 110)
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~<'aún
O.abret.
Más dificil es ya la interpretación de este pavimento de 50 pasos de
longitud. Quizá, como apunta el Dr. Alcina, esta plataforma ~61o puede
estar a los pies de la escalera OX, sitio en el que hay una extensa superficie semihorizontal. Al situar los viejos cronistas este pavrmento de
50 pasos junto al monumento, en su cara sur, hipotéticamente c.abria esta
solución. Antes de efectuarse las excavaciones C
(10) Hay que advenir que d limite dd pavimento roto C. 1unto con la ot•cotaeión,
es decir, lo uuado con JUionos, aparece en la plant:l del estudio dd doctor Aldna, pero
no en la de Sanhou; pero por haber •ido amb., na.zadu por Olabrrt u por Jo que
están pRS
(11) ALCINA FRANCH: Op. cit. noto 3.
-188-
[page-n-189]
13
ser también lo que vieron en e l lado sur del monumento Pla y Cabrer,,
junto con Chabret; puesto que también en su planta aparece rota la zo·
nil más meridional de este pavimento, debido al considerabl<> desnivel
que sufre la ladera por esta parte. Luego apreciamos en su planta, ;;1
Oeste del pavimento, cuatro pequeños cuadrados colocados simétricamen
te e iguales, pero con puntos; los vemos en el lado Este. Esto5 dos pun ·
tos pudieron ser los probables pedestales (letras M y M ' de nuestra plan
ta). pues en M , se aprecia aún hoy esta estructura, moentras que en M '
h;; desaparecido, por lo que en la planta de Chabret se trazó por puntos
Esta p lataforma sólo tiene sentido si se terraplenó aquella zona. Sobre
este pavimento estarían las lápidas que encontraron los descub1idores del
monumento Este terraplenado podría ser el que deshizo a fine; del s1gl.,
XIX Vicente Melchor y Polo, pues Alcina nos dice en su estudio: «Este
rico propietario de aquellas tierras para hacer sus huertos de naran¡o>
junto a los estanques extrajo toda la tierra de la falda merklional del
montecillo, encontrando sepulturas, sillares, etc. ~> .
La únoca orientación equivocada parece ser la que trazó L Cebrián
v fue debido con probabilidad a que vería la escalinata que subía por la
rampa de la falda é.ste, ya que nos d •ce: u la escalinata miraba al mar»,
por lo que invirtió toda la planta ( 12)
LOS ENTERRAMIENTOS
Fueron encontrados en las excavaciones realizadas en 1949. Se local•·
zaron al Noroeste de la sala interior del monumento Aún pu~den verse
las estructuras de las tumbas 11 y 111 (Lám. 11, 2). Por el tipo de mate
riales empleados en su construcción y lo apuntado por el Dr. Alcina, no
cabe duda que son de la primera época del monumento. Lo que llama
fuertemente la atención es la carencia total de ajuar funerario en su tn·
terior, cosa más extraña si se tiene en cuenta la gran riqueza del mau·
soleo.
Al ser estudiadas las fosas en 1949, pese a que se hallaron cubiertas
por gran cantodad de tierra y piedras, la tumba 1 estaba cubierta con do~
losas «que no cerraban sino una parte de la tumba». La 11 tenia en la
parte central de la cubierta «una zona del cemento rota>L Limpiada est11
zona quedó al descubierto una gran losa con un pequeño agujf'ro (¿para
ofrendas>). La entrada a esta tumba era por su cara Oeste. El esqueleto
(12) Fuenc apoyo o oodu C$UIS sc:mejanus de lo planra cbda por los vitjOl crOJiliou,
o:s lo cncútil1lll colocación de lo pequcl\a pue.rta que OlabRr da en B, oporedendo m lA rcalicbd 1 oó1o 37 an. del muro 2.
y 111 nuo:smo
-
189 -
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14
N. AUISAOO
tenía la parte craneana al Oeste y pies al Este. El Dr. Alcina apunta al
respecto que « des superiores se hallaban algo removidas; producto, sin duda, de haber
Intentado averiguar algo por medio de un palo o bastón por el mencio
nado agujero• (13) , diciendo a continuación que la entrada estaba in·
tacta.
Dado que la losa que la cubre tiene un ancho de 1,30 m., un largo
de 1,82 m. y un grueso de O, 16 m., con un pequeño agujero hacia su
centro, es muy d ificil que, con un palo, pudier<~ llegarse hast.1 el lugar
junto a la entrada dond;! estaba la parte superior del enterramiento, que
era la única zona removida. La sepu ltura 111 se hal ló intacta.
Son muy pocos los datos apuntados para inclinarse en favor o en con ·
tra de la hipótesis de una posible violación de las tumbas, en epoca im·
precisa, por gentes que pretendiesen apoderarse del ajuar en ellas contenido.
FINALIDAD DEL MONUMENTO
La más segura parece la apuntada por el Dr. Alcina, o sea, que se
trata de un mausoleo o construcción funeraria de época romana impre·
cisa, en cuyo caso habría de incluirse en lo que Mélída (14) califica de
«Mausoleos en forma de Templo o Templo-Tumbas» que, segúr> este au·
tor, sólo se han encont rado en Villajoyosa, Sagunto, Sádaba, Fabara, Vi la·
rnodona, Manresa y Corbins, a cuya breve lista podría añadirse ¡¡hora este
de «Eis Estanys" de Almenara.
Pero lo único que puede asegurarse de todo este conjunto arqultec·
tónico, mientras no se realicen más excavaciones, es que hasta el Me·
dioevo llegaron unos restos arquitectóntcos de época romana, probilble·
mente tardía, que fueron habitados de nuevo. La zona Este, correspondiente al muro BC, debió encontrarse ya bastante deteriorada; cerr6se
la pequeña puerta del muro y se levantó también, sirviéndose de las
ruinas que había en la cima (complejo 8), la pared 6; y probablemente
se abrió la puerta delantera del muro 2, si es que no lo estabil ya Con
ello se dispuso de una habitación con acceso por esta puerta. Exterior·
mente a esta habitación hizose otro muro, el 3, que pudo haber soste·
nido un cobertizo junto con el 4 .
La habitabilidad de estos complejos arquitectónicos del cerrillo debieron ser tan intensos o más que en época romana. Ello nos lo asegura
(13) ALCJNA FRANCH: O p. cit. nota 3, p6¡. 117.
(14) J, R. MI!LIDA : "El an~ en Es~ duraote. Ja ~pocn roman•", en füstot~ do
Blpath diri¡¡ida por don R. Menéndoz Pidal, vol. II. Madrid, 193S, P's· 649.
-190 -
[page-n-191]
IS
la gran cantidad de cerámicas medjevales que cubren todo el cerro, haciendo prácticamente inexistentes las de culturas anteriores, aflorando
sólo éstas a los pies de la ladera del Mediodía. Pudo también construirse
entonces la puerta lateral del muro AD.
EL TEMPLO DE VENUS
Esta zona es Ideal para que se levantase en ella un pequeño templo.
Las viejas calzadas indígenas, el gran manantial de aguas dulces que man·
tienen las lagunas a muy crecido nivel, la proximidad a Sagunto y el fragmento del texto de Po)ibio, parecen confirmarlo.
A la distancia citada por Polibio, equivocase o no ésta en dos o tres
H l6metros, no existe otro campamento militar, y menos que ofrezca las
ventajas del que se encuentra en la montaña del Cid. Desde su címa dominase espléndidamente la ciudad de Sagunto y corta toda comunicación al dominar la vieja calzada de la costa que, entre "les Forques» y
«el Duc», por el camino llamado «deis Olmefs», llegaba a la acrópolis
sitiada. El texto díce ; «Escogieron un lugar rnuy bien situado». La estrategia que ofrece dicha montaña por lo anteriormente apuntado y para
recibir recursos de la flota «que iba costeando con ellos» es, pues, innegable. En caso de que nunca hubiese existido un puerto en «Eis Estanys»,
el texto de Polibio nos habla bien claro de que era un lugar muy estratégico para acampar cercano a la costa. No existe, pues, otro punto más
apropiado con todo lo dicho, que «el Cid», donde aún hoy se hal lan las
ruinas de un campamento militar aprovechado a lo largo de toda la histeria, incluso hasta nuestra guerra de liberación ( 15). Por tanto tenemos
que aceptar que rnuy cercano a este punto levanl'óse un templo dedicado
a Afrodita; pero exactamente ¿dónde? Quizá sería más razonable buscarlos en los puntos cercanos, por donde las dos viejas calzadas (la que
pasa entre el «Duc» y «les Forques» y la que lo hace entre la «Monta·
nya Blanca» y «Eis Estanys») cortan esta cadena montañosa de Almenara. Si nos fijamos en la planta del monumento A veremos que su orientación no termina de ser la clásica de planta cristiana; y sin embargo, si
se tuvo el cuidado de que su cara frontal mirase a la calzada romana
(15) El pedmcuo de su mutlllla míde 1.262 m., teniendo forma trapezoidal con 18
torres, vi&ldose inttrionncnn: nOoror por doquier tesros de patedon~ .Entre el murallón
do Levante y el de Poniente se extiende un.1 mecllarul vaguada abiertD al Mediodla, llaDll!da hoy ''R.aeó Rumbero", existiendo en ól dlminu10s fragmento• de cer:lmic:a Ibérica_
En las cla{as señnles de excavación que existen J;Obre la loma de Levanre, a 37 m. del
murallón Sur y a 24 m. del muraU6n ll."c, c:n el interior de l1llll habitación, aparederon
un~ valva de pecten y un pequeño íragmemo de ccr:única gris. Bs posible que_., como afirma
el doctor Alcina, se bllllnran cerámicas medievales, pues al igual que QCUITC en el =ro
de "E.Is Estanys'', éstas se cncuennan en otros puntos de estos montes de Almc.na:m, m~
matcri.Jlles y restos de constt.ucdoncs muy primitivos..-
191-
[page-n-192]
16
que, entre este montecillo y la cMontanya Blanc.l», pasa (16) Los mor·
teros que traban las paredes y el pavimento interior parecen iguales a los
del complejo B y C, aunque es difícil juzgar sólo c:de visu» unos mate·
riales que en todo tiempo se han hecho igual. La pla"lta pudo haberse
modificado acoplándola a las exigencias de otra religión Pero parece ser
que la tradición no nos ha dejado el nombre del santo al que se dedicó
la ermita en esta montaña. Si, a lo que se asegura por su planta, es tan
sólo la de un santuario cristiano, cuando éste se construyó es porque
arrastraba la tradición que en aquella zona hubo un lugar conS
e
Els Estanys
ALMENARA (Castellón)
Zona dr enterramltmlos
EtrttrrDmiMto rt!l
Enttrrami•nto tfl
Oumonl• re-dente-
o
Fia. 4.-Deulk de 1.> :oona • dd pl•n<> de b tia. t.
NUEVOS ENTERRAMIENTOS
Hace tan sólo cuatro años, unos campos de viejos algarrobos, s•tua
dos a ambos lados del camino de la Tallola (fig. 1, 10), se tral"sformaron
en naranjales. El tractor arrancó gran cantidad de enterramientos, de to·
das las formas y clases; pero el informante, don Gregorio Soro, sólo recordaba que salian, entre los esqueletos, hierros casi deshechos. Los en·
terramientos estaban cubiertos por una losa plana, Examinando detenida
mente el corte del reciente desmonte hecho delante del retilo (fig 1,
punto 4 y fig 4). hallé tres nuevos enterramientos
Clnc:u
este punto y en una lon¡itud de 10 m. pueden verse las fuertes sdinlcs de lu ruedas de
!os carros l'OIIIAI>O$, despstc compsrable al exiltorue a ambos lados del puente romauo
d< SAnra Quit:ttia (Almuora), y al del MCamJ d• la Costa", al pie del Molin.U, entre este
n:onte y d momlculo del despoblado ibúico de "La FotQU6" (Borriol).
(16)
~precia
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LAS RUINAS O!
«m.s
ISTANYS"
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EMTERRAMIENTO 1
Se halla a 7'90 m. de la esquina Oeste del retiro y a 4'50 en ángulo
recto de un viejo algarrobo. Los tres enterramientos presentan parecidas
características: se hallan a 0'60 m. de profundidad y una losa irregular
de 0'40 m. de ancho por 0'06 m. de grueso cubre la sepulturil. Las tres
sepulturas habían sido cortadas perpendicularmente, quedando parte de
la osamenta al exterior. Las osamentas distaban de las losas que cerraban
las fosa~, 0'25 m.
Del enterramiento 1 se descubría la parte superior de las tibias con
sus respectivos peronés (Lám. 111 4). SÓlamente aparecieron dos frag·
mentos cerámicos; e l mayor, de 8 mm. de grosor, está hecho a mano,
siendo su interior negro y su desgrasante finísima arenilla, y su super·
ficle exterior de color siena oscuro con manchas negruzcas, habiéndose
conseguido una cerámica resistente por la cocción y uniformidad de la
pasta. El otro fragmento no llega a tener los 3 cm. en su lado mayor, es
de color siena claro tanto interior como exteriormente, de buena elabo·
ración y hecho a torno.
Estos fragmentos serían de sumo interés para la cronología del ente·
rramiento si se hubiesen encontrado más enteros y formando parte de él;
pero por ser a111bos de diferente cultura y tan pequeños, es probable que
se encontrasen allí cuando se cavó la fosa, por lo que su único valor pue·
de ser el de que el enterramiento sea posterior a estas cerámicas. El frag·
mento mayor parece emparentar más con el Hierro 1 que con el Bronce;
el menor es de factura ibéríca.
ENTERRAMIENTO 2
Se hal la a la derecha del anterior, a sólo 2'50 m. La losa que lo cubre
tiene 40 cm. de ancho por 5 de grueso, habiendo desaparecido total·
mente la parte superior de la fosa . Tanto en esta tumba como en la an·
terior, el cadáver estaba en decúbito supino, con dirección SO -NE. Tras
las fuertes lluvias del mes de octubre, esta sepultura aparecró fuerte ·
mente descarnada por el agua, sobresaliendo del corte vertical del des·
monte parte de los huesos del tronco, que desca11saban robre un pavimento llano de menudos cantos; también lateralmente veíanse piedras
de regular tamaño que parecían trabadas con mortero, formandc:- pared.
ENTERRAMIENTO 3
Se halla a la derecha del anterior. La losa que lo cubría era de ro•
de no.
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11. M.ESADO
Estos enterram ientos de inhumación, al parecer sin ajuar, tal vez pu dieran refe rirse a baja época romana o incluso medieval.
t< ELS ESTANYS»
<~De la raiz oriental del ú ltimo cerro salen muchas aguas, que forman
tres estanques con comunicación sensible: todos tres desaguan en el azarbe que sigue hasta e l mar, llevando en tiempos regulares de 7 a 8 muelas
de, agua. Desde los estanques hasta e l mar se extienden los marjales
inútiles donde crecen carrizos, eneas y otras plantas ... » . Esta descripción
nos Ja daba Cavanilles entre 1795 y 1797 ( 171 y, como se ve, nada ha
cambiado en los 170 años transcurridos.
De los tres estanques el mayor, que es el central, nace al pie de la
ladera oriental del montículo de «Eis Estanys»; también se le conoce con
el nombre de estanque de los cisnes. Bordeándolo existen construcciones
de mampostería y en el centro una torre normalmente cubierta por las
aguas. Del interior de este estanque se han sacado diversos materiales
arqueológicos ( 18) .
Estos estanques desaguan en el mar por un canal llamado «El Bras»,
en distintos puntos del cual se han encontrado restos de sillería ( 19).
HALLAZGOS VARIOS
PIEDRAS LABRADAS
Muchas debió contener e l monumento. Quizá alguna no lo fuese de
este punto, pudiendo haber pertenecido, como ya advertimos, al complejo B o incluso a alguna de las construcciones ubicadas en lo que hoy son
naranjales al pie meridiona l del cerro, pero no cabe duda que las que revelan riqueza arquitectónica pertenecieron a lo que venia llamándose
Templo de Venus.
Aquí reseñaremos las que siendo de interés para este complejo C, no
fueron citadas en 1949.
Junto al retiro (fig. 41 que a los pie~ de este
montículo existe, se hallaba una pieza de mármoJ blanco (Lám. 111, 3) c.llínPiesa de Mármol. -
(17) A_ J. CAVANlLLES: "Observaciones sobre la Historia Nntuml, Goografla, Agricl!lrum, población y !rutas dellleyno de Valencin". Madrid, 1795.
(18) G. MARTIN: ''El problema de las la~unas de Almenan~. Actas del Ill Congreso lnternacioru¡J de At"queologla Sublllllrina (Barcelona, 1961) (en prenso).
(19) M. CUECO ADRIAN: "Los In$ puenos de Sa¡¡unto". Valcncin Atracción nllmero 300. Valcnci~, 1960.
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LAS RUINAS DB
um.s
ESTANVs''
19
drica, con una altura de 0,56 m. y su diámetro máximo 0,40 m. Del anillo basal arranca en suave apófige, el cuerpo. En su cara supc:>rior tiene
labrada una concavidad ovoide de 0,26 m. de hondo. En su base una li gera perforación de 0,06 m. contiene restos de mortero blanco que ser\
procedentes de este monumento. En los reciehl"es desmontes, .:1
los pies de la ladera meridional, fueron halladas más de ocho piedras
igua les estriadas en una sola cara y que fueron empleadas, fraccionándolas, para las paredes de los bancales. Actualmente existen solaMente dos
Una se encuentra a 1,50 m. de la escalera OX, en su lado Oeste (lám. IV.
3) y la otra (Lám. IV, 2) en los corra les de don Joaquín Peris Fuentes,
en Burriana. Ambas son iguales; esta segunda es la jamba basal izquierda
de una puerta, siendo la derecha la que se halla en el cerro. Tienen cinco
estrías en su cara principal rematadas en dos baquetas separadas por
sencilla greca. Ambas miden, en su cara moldurada, 0,33 m. por 0,60 de
altura, y en su cara lateral lisa, un metro; la otra cara lateral presenta
dos planos con una separación de 0,13 m., teniendo el plano superior,
que es el más distante al moldurado, 0,62 m., arrancando de él el muro.
En la base presentan dos perforaciones para las grapas de sujP.d6n.
Por el lugar que ocupa la pieza caída, junto a la escalera OX, es lógico suponer fueran de la puerta principal del muro DC.
~striadas
Basa. - Se encuentra a unos 100 m. de la estación del ferrocarril,
junto a la esquina del almacén que hay al lado derecho de) camino lla mado «Tallola» o «Colomer», que conduce a «Eis Estanys». Es de caliza
azul, de 0,37 m. de altura por 0,30 de diámetro.
Fu s t e.-Lumiares habla de varios fragmentos de fuste de columl"a
en la torre vigía que en 1801 destruyeron los ingleses en la <.osta, sólo
hl' visto un trozo que mide 0,53 m. de longitud y 0,30 m. de diámetro,
a unos 100 m. del retiro en el caminillo que une dicho retiro con el camino de la «Tallola».
Cornisa.- Como hemos visto al tratar del muro AD, se aprove ·
chó una cornisa para basamento de jarnba. La parte moldurada tiene perfil de S, ocupando la porción cóncava la parte superior. Perteneció al entablamento del edificio (lám. 111, 4).
Estas pocas piezas y las nombradas por Cabrera, Ribelles, Cebrián,
Lumiares, etc., son suficientes para deducir la riqueza arquitectónica quo!
poseería el monumento.
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zo
N. MESADO
METAL
H i e rr o.- Encontré tirada, junto a la prez.a de mármol, parte de
una posible talcata ibérica (Um. 111, 2) . Debe proceder del recrente desmonte (frg. '1). en el que se encuentran los tres enterramientos, y donde se tiraron las piedra3 y objetos procedentes de las tierras extraídas.
Abundan los troz.os de tejas romanas, algún sillar y fragmentos de bóveda
craneana. A la falcata le falta el extremo de la hoja y la part\l inferior
del mango; en lo que queda de éste se conserva un roblón para sujetar
la cacha El troz.o conservado mide 0,28 m. y el espesor de su lomo unos
3 mm. Debe proceder de algún enterramiento ibérico.
Mo n e d ¡r s.-Según noticia facilitada por don Joaquln lapuert.:J, hace unos meses, unos chiquillos le mostraron dos monedas romanas, repu·
blicanas, que habían aparecrdo, le dijeron, en unos agujeros del monu·
mento C.
PEDERNAL
Recogí cuatro piezas de sílex blanco, posibles resto~ de las primeras
gentes que llegaron a «Eis Esta!f)'S>> (fig 5). las t, 2 y '1 son de igual
técnica, destacando la perfección de la media luna, con dorso curvo bise-
Fi¡¡. S.-Pic:ua de sücx.
lado. la pieza número 3 difiere de las anteriores, por su fuertP retoque.
más grosor y llevar ligera pátina brillante sobre los dientes, le que nos
habla de gentes conocedoras de la agricultura
..
..
Estas breves notas son bren poca cosa ante la riqueza arqueológrca
que contienen estos montes de Almenara. Con ellas sólo hemos pretendido llamar la atención sobre este núcleo arqueológico de primer orden
para que por los especialistas se salve lo más posible del mismo.
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l\1ESAD O. -Rulnns romnnn• clt• Almcnaru
I.AM . l.
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MESADO.-Ruinas romanas d e Almenara
IA~t.
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J\t t:SAOO~Rulnns
romanas
d~
Almenara
Ll\ l\1. 1JI .
Punto C
del
'Muro 8-C
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l\1 ESA U O. -R ul n~s romn nus tic Almcnn rn
I,AJ\1. 1\'.
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